sábado, 31 de marzo de 2018

F i n i s t e r r e



Fui con los seminaristas Alfred y Juan Alberto (1),  a Finisterre, en plan descanso de la Semana Santa y fuimos  bordeando por la costa de Noya y  Muros. Nos paramos en Muros a ver la iglesia en la  que estaban varias personas   muy enfaenadas con los preparativos para la Vigilia pascual. 

Alfred y Juan Alberto (de rojo)
Pero allí nos enseñaron una curiosidad;  una imagen de santa Ana cuyo brazo se le puede quitar y fue usado en otros tiempos, según nos contó un muradano residente en Madrid, para llevar a mujeres  de difícil embarazo y tenían el brazo de Santa Ana en casa y le rezaban.

 Parece ser que esa oración era eficaz. Ahora está en el museo,  en su sitio y para vista de todos.

También  nos contaron en Muros  que el día de Pascua sale la imagen de los Dolores con su manto negro y se encuentra con un ángel que va en un globo, es un niño que se acerca a la cara de la Virgen, le separa un poquito el manto y le dice  " María, no llores, tu Hijo vive,  ha resucitado,  alégrate, alelluya". y le ponen un manto de fiesta.

Luego pasamos por Carnota en donde  nos acercamos a ver el  famoso hórreo, uno de los más grandes de Galicia.

Ya en Corcubión  nos acercamos a ver la iglesia pero estaba cerrada, rezamos un padrenuestro a  la puerta,  pues el Señor no tiene barreras.

Por fin enfocamos hacia Finisterre. Nos llamó la atención ver a muchos caminantes o peregrinos que iban hacía el faro de esta villa y desde luego un gran número de coches,  incluso autobuses.  La mayoría gente joven y alegre.

En el entorno del faro  se está bien, hay unas hermosas vistas, sacamos unas fotos y recordamos alguna leyenda del lugar, como la leyenda de San Guillermo o el de la " Cova do incanto".

Me dio alegría ver que el crucero, que había sido destruido hace unos años,   ahora  se ha repuesto en su sitio,  en lo alto de un peñasco,  un crucero   nuevo,  digno para ese lugar.

Y ,  ya de retorno, paramos en Sardiñeiro en casa Lestón que tiene una fama bien ganada por los chipirones en su tinta  que son deliciosos.

Luego ya,  por el  camino más corto, hasta Santiago, para la Vigilia pascual.

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(1) John Alfred Buyao Millado es de filipinas, diócesis de Tarlac. En breve será ordenado de diácono en el seminario internacional Bidasoa,  de Pamplona.
Juan Alberto Morales Landín es de México de la diócesis de Celaya. Es el primer año que está en España, también en Bidasoa.

viernes, 30 de marzo de 2018

D. Celestino Caamaño Liñeiro, presbítero.






Falleció D. Celestino en la Casa  Sacerdotal el día de Jueves Santo (29-3-2018) y se enterró en su parroquia natal de S.Mamed de Alborés (1), al día siguiente, el Viernes Santo. Tenía 81 años de edad   y  58 de sacerdote.

Presidió la celebración, sin Misa por ser Viernes Santo, el administrador de esa parroquia D. Alberto Recarey,  tutor y profesor del Seminario Menor.

Éramos unos 12 sacerdotes que con alba y estola llenábamos el presbiterio. La nave de la iglesia estaba abarrotada de vecinos y amigos.

El sacerdote administrador habló con cariño de D. Celestino contando varias anécdotas en que mostraba su espíritu de servicio y compañerismo. También  destacó que su fallecimiento fue en el gran día sacerdotal del Jueves Santo.

Retablo de la parroquia
Los vecinos están agradecidos por los muchos años que les dedicó y destacan su sencillez y trato cercano. También cuentan  que parte de las mejoras del templo se le deben a él.

Últimamente se le podía ver en la Casa Sacerdotal en donde estaba a raíz de su enfermedad. No podía hablar, pero escuchaba con interés todo lo que se le decía y lo entendía perfectamente. Llevaba  bien sus limitaciones sin dar muestras de disgusto.  Un ictus, tal vez el segundo, no lo  pudo resistir y el Señor se lo llevó a su encuentro.

Descanse en la Paz del Señor y con María.




(1)San Mamed fue durante siglos uno de los santos más populares entre los cristianos. Primero en Oriente, luego también en Occidente. En Oriente le llamaban el “Gran mártir”. En Occidente fue muy venerado durante todo el siglo VI al XII.
Nació en Turquía, cerca del Mar Negro, a mediados del siglo III. Huérfano de padre y madre, se hizo cargo de él una matrona cristiana llamada Ammia que lo crió y educó cristianamente. Siendo todavía muy joven, unos 25 años fue encarcelado y torturado por ser cristiano. Al persistir firme en la fe cristiana, a pesar de los halagos y las promesas, primero, y de las amenazas, después, fue ejecutado clavándole un tridente en el vientre, según refieren los relatos de su martirio (por eso en la imagen aparece con un tridente en la mano).

Su fiesta aparece en el Martirologio Romano el 17 de agosto. En un calendario Mozárabe antiguo aparece el día 7 de agosto. Hay lugares donde lo celebran en otras fechas.

viernes, 23 de marzo de 2018

Alegría en la “casa grande”.


El jueves pasado hubo concesión de los ministerios de Lector y de Acólito a 5 seminaristas,  dando así los primeros pasos en firme y  preparando el gran día de la ordenación sacerdotal ya definitiva para toda la vida.

El ambiente en el seminario era de alegría contagiosa. Desde los seminaristas y compañeros hasta los 30 sacerdotes que allí estábamos.

Desde  el primer momento en que recibí la invitación para asistir,  decidí ir,  con el ánimo de  disfrutar viendo que hay futuro, no sólo en el deseo sino que en la realidad de las cosas.

En ese  futuro están incluidos un buen grupo de monaguillos de la parroquia de Vimianzo que perfectamente vestidos de rojo y  bien ensayados,  estuvieron ayudando en la celebración.

El Sr. Arzobispo  les dijo al final que él no les pedía nada pero que estuviesen atentos a Jesús que él si podía pedir un paso más,   siguiendo a aquellos seminaristas.

En la homilía  dijo  Mons.  Julián Barrio a los seminaristas que huyeran de la mediocridad y que tuvieran iniciativas, que fueran creativos pues les esperaba una gran tarea. 

Explicó con detenimiento la importancia de la Palabra en relación con el ministerio de Lector y la importancia del cuidado del altar  para los que recibieron el ministerio del acolitado. Recordó que vivieran según lo que habían recibido.

Estaba también concelebrando el Sr. Obispo auxiliar que al final,  saludó  a muchos sacerdotes y se interesó por ellos.

La capilla estaba llena  de familiares y amigos, incluso  había quienes estaban de pie.






miércoles, 21 de marzo de 2018

ESCONDIDOS



Este libro de 468 páginas, es un minucioso relato de la vida y peripecias de los pocos miembros del Opus Dei en los años de la guerra civil (36-39) en Madrid y un poco en Valencia y otras ciudades [i]

Este relato está documentado con abundantes fuentes históricas y con las cartas y diarios de esos jóvenes estudiantes o profesionales que se habían comprometido a dar a conocer y hacer vivir el mensaje que había  recibido José María Escrivá.

Pinta muy bien la situación de Madrid de aquellos años y la persecución a militares, empresarios y católicos, especialmente sacerdotes y religiosos. Todavía el Opus Dei era poco conocido como institución.

Hay mucho que aprender de la actitud de aquellos seguidores fieles, de la vocación al Opus Dei.Esas enseñanzas se ven  a lo largo del relato.

El hecho de huir y esconderse, uno de ellos, lo comparaba con la Sagrada Familia de Nazaret que se defiende de la persecución de Herodes,   huyendo en la noche y desapareciendo del escenario del poder del tirano.

La reacción fue de más unidad y mas oración y de confianza o seguridad en la divina providencia.” Hay que hablar más con D. Manuel (el Señor) y con Dª María(la Virgen)”, escribía uno.

El médico Jiménez Vargas vio la fortaleza del fundador, manifestada en un esfuerzo constante por rezar y  por no perder la alegría. Era frecuente que repitiera una y otra vez FIAT (hágase), como forma de aceptación de los acontecimientos. El mismo fundador escribe: me consuelo pensando que estoy aquí encerrado para mi bien, por orden de mi Padre.

El fervor se mantuvo con las cartas y los  arriesgados encuentros de los distintos miembros. Y muchas veces gracias a  la comunión eucarística clandestina. S. Josemaría sostenía a todos con sus escritos y recados orales,  que les hacían  vibrar, también porque iban  empapados de su oración y mortificación.

Todo el libro se lee como una novela, pero siendo todo realidad, confirmada con datos concretos.
Adquieren especial emoción:  los escritos y comentarios, la huida de algunos a la zona nacional por Andorra, y el fin de la guerra con la entrada de los nacionales en Madrid y ver a San Josemaría en la cabina de un camión,  a lado del conductor, que entra de los primeros por las calles de Madrid y su reencuentro con su familia espiritual y de sangre.
Víctor Sánchez


[i] José Luís González Gullón. Escondidos. El Opus Dei en la zona republicana durante la Guerra civil española (1936-1989), Rialp. Madrid 2018.

en memoria de D. Baltasar Pardal


En el ITC ha tenido lugar un acto en memoria de D. Baltasar Pardal sacerdote de la diócesis, gran catequista y fundador de las hijas de la Natividad.


Tenía una gran cariño al barrio de Atocha y cuando murió su madre le inspiró  el hacer de este barrio “mi madre y mi padre y mis hermanos”.

La conferencia corrió a  cargo de la Srtª de Atocha  Dª María ÁNGELES Santamarta Rodríguez, miembro del Instituto secular y profesora. 


La charla  fue sobre D. Baltasar, sus sueños y con  historias de niños que daban sus testimonios en cortos  videos. También  vino un alumno de las escuelas de las Hijas de la Natividad que se presentó tocando el Violín y  luego dio su testimonio de viva voz. Fue muy aplaudido.

D. Baltasar, decía la conferenciante,  tenía esta idea de fondo: por María ir a la Eucaristía y con ellos, a las almas.





El  Evangelio era, decía Dª María Ángeles, la fuente en  donde bebía sabiduría y luego eso era lo que repartía. Ahí estaba  también  su seguridad.

También  recordaba  en la conferencia que su ideal era ser el Evangelio personificado y, para el barrio, fue  el Rey Mago y el viento de Dios.

Salió también la pedagogía nueva de D. Baltasar,  en como ve a las personas no sólo en lo que son sino en lo que pueden llegar a ser y como todas nuestras acciones han de ser hechas con corazón de madre …


Al final nos dieron las gracias y nos pidieron que recurramos a D. Baltasar pidiendo favores  o milagros y que los comuniquemos aunque sean pequeñas cosas.

  Un buen grupo de santiagueses siguió con interés la conferencia.