sábado, 30 de mayo de 2020

No tengo miedo



Bajaba para mi casa por la rúa de Basquiños y me encontré una vecina con su correspondiente mascarilla, guardando la distancia y con ganas de hablar.

Me paró y no solo me saludó sino que me preguntó que tal me iba. Le contesté en pocas palabras que iba bien y que no tenía motivos para quejarme. A la vez le pregunté a ella como lo había pasado en la cuarentena o confinamiento.

Me dijo que  vivió el confinamiento,  sola,  en su casa y que nunca tuvo miedo. Que fue fantástico. Yo soy muy creyente y los que somos así, no tenemos miedo de nada. Me decía que sus hijos la iban a ver y a tratar de darle ánimos, pero eran ellos los que salían de su casa  animados,  al verla tan tranquila y contenta.

Me recordó a la beata Guadalupe Ortiz, una química, recientemente beatificada,  que siempre estaba contenta porque consideraba y creía profundamente que todo lo que le acaecía era para su bien. Con esta manera de pensar, ya no hay penas que nos opriman.

Mi interlocutora  estaba especialmente eufórica porque su hijo la iba a llevar a un puerto de mar, un lugar tranquilo, en donde podría respirar a sus anchas  y ya estaba saboreándolo.

Me despedí, le deseé un buen día y me convencí que los cristianos, si vivimos la fe, no nos preocupa la muerte ni el sufrimiento.

 Sabemos que después viene, si somos fieles, la felicidad completa que Dios nos tiene preparada, y Dios no falla.

viernes, 29 de mayo de 2020

Primero Dios y después los santos



Esta historia, que podría ser la tuya, me la contó un compañero, testigo de los hechos.

En su parroquia se abría la iglesia bastante antes de la hora de la Misa. Si ibas hacia el principio no había nadie en la iglesia. Todo silencio.

Una señora de la parroquia, iba con frecuencia justo al principio y allí pasaba un gran rato en la soledad.

Un día el sacerdote, un poco intrigado, le preguntó que hacía en todo aquel tiempo ella sola. Le contestó que le gustaba aquel silencio y que iba pasando por delante de cada santo y hablaba con él. 

También  delante de las imágenes de la Virgen que, aquí en Galicia, suele haber varias en cada iglesia. Lo mismo,  si había una imagen del Corazón de Jesús no dudaba a pararse a hablar con él, siempre a su manera,  con sus palabras e inquietudes. 

Pero  ante el sagrario,  no le llamaba a rezar. Pasaba por delante de él y no descubría que justo allí no había una imagen, sino la realidad viva y palpitante del Cuerpo de Cristo, que espera compañía, y tiene algo que decirnos.

Cuando se entra en una iglesia, la primera mirada debiera ser para el sagrario, dentro está Jesús presente  en las hostias consagradas en la Misa. Si yo entro en una casa y veo la foto del amo y cerca está el amo, no me paro ante la foto, sino que saludo primeramente al amo, vivo y que espera mi saludo y que me escucha.

Así en la iglesia: primero el Amo (y que Amo!!!) y luego los santiños y las velitas que son como una ofrenda y una prolongación de mi oración.

También pudiera ser  otro el orden. Ver y hablar con los santos a través de sus imágenes siendo eso una preparación para ir al encuentro con Jesús, vivo   en el sagrario.

 Ir con los santos y la Virgen a Jesús, que es el importante y que está, está ahí,  como en las calles de Jerusalén, aunque oculto, como disfrazado, y  vamos con Él al Padre, ayudados del Espíritu Santo.

La presencia de Jesús se destaca por el lugar en donde se coloca el sagrario que generalmente es central y también  nos lo avisa  la lámpara encendida, las flores, y en muchas iglesias el conopeo, que es la tela que cubre el sagrario como si fuera una tienda y nos recuerda que “puso su tienda entre nosotros”  como dice el apóstol Juan(Jo.1).

Otro capítulo es, como ir a su encuentro. Pero esto lo dejo a la imaginación de los lectores.


miércoles, 27 de mayo de 2020

Ermita de la Merced



Cerca de Bertamiráns, en Lapido, Parroquia de Ortoño, hay una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Merced. Allí fuimos 10 sacerdotes en romería, a rondar a la Virgen. Por ser su mes, y rezarle un poco por tantas necesidades.

Tiene un crucero hermoso, en piedra y con las imágenes de Jesús por un lado y de María por detrás.  Tiene la capilla al  rededor  una especie de atrio con césped y  un árbol poderoso.

 La capilla está pintada y arreglada por dentro y por fuera y al lado hay varias viviendas, con sus respectivos hórreos, típicos en Galicia que le dan un sabor rural. En la mirada de los vecinos se adivinaba simpatía.

Es un lugar silencioso y agradable, bueno para rezar. Rezamos algo fuera y también  dentro, junto al Señor  que está en el sagrario y rodeado de imágenes de la Virgen.

Al  final cantamos el Regina Coeli y luego fuimos a comer y tertulia, en la casa del párroco que nos tenía todo muy bien preparado.



Guardando distancias





lunes, 25 de mayo de 2020

Viendo Galicia



El domingo por la tarde, fuimos D. Cleto, D. Pedro y D. Víctor, de excursión hacia Melide.

Nuestro interés era por ver A Pena Moura. Y lo que luego se terciara.

 D.Cleto había estado 54 años en a Capela y conocía muy bien toda aquella zona, pues la había recorrido en coche pero también a pié. Fue nuestro gran guia.

 Rezamos un rosario durante el camino y  cuando llegamos a Melide , D. Cleto  se desató a hablar y nos fue explicando todos aquellos lugares con detalles incluso de quienes vivían y algunas historias.

Primero nos llevó a su antigua parroquia llamada Santa María da Capela. Hay   una torre exenta con su campanario en medio del bosque, y está la capilla en un lugar solitario con grandes árboles y un rio que cae  por detrás de la Capela en cascada. Aparecen también  los restos de un antiguo monasterio y un pequeño cementerio.

El campanario
 Fuimos luego a ver la Pena Moura que era la meta de nuestro recorrido. Pasamos entre montañas y paisajes de mucha vegetación, desde luego muy hermosos y comprendimos un poco la Galicia profunda.

Era de esperar que La Pena Moura fuese  negra , por el nombre que lleva, pero no era así, era la piedra típica de Galicia. Son grandes piedras, imponentes, y una de ellas la más grande,   por uno de los lados,  parece que se va a caer sobre el visitante a poco que se descuide.

 Luego   vimos desde lejos un dolmen,  pero como el camino era de tierra y estrecho,  lo dejamos para otro día.

Desde allí nos dirigimos a Sobrado para enfocar desde allí hacia Arzúa. El paisaje seguía siendo delicioso con zonas cultivadas y zonas de montaña y bosque espeso. Apenas había viviendas.

Terminamos nuestro periplo en Sobrado viendo la fachada  del monasterio que hace poco la limpiaron y ha quedado hermosísima, destacando en el centro la imagen de la Virgen.

El pueblo estaba con gente en los bares y muchos coches en el entorno, que daban un poco de animación a esa tarde de domingo. Sobrado es Camino de Santiago y suele haber muchos peregrinos que pernoctan en el convento. Hay gente que acude al convento determinados días para ver como rezan los monjes y acompañarles en esos rezos.



D.Cleto a la iz. y D. Pedro. con la mascarilla
Sobrado dos Monxes




viernes, 22 de mayo de 2020

Los exvotos del santuario de La Esclavitud



Sagrario
Fui con unos amigos a la Esclavitud a rezar a la Virgen en este mes de mayo, mes mariano. Alli tenía cita con el sacristán que amablemente dejó todo y nos atendió.

 En el atrio encontramos un señor mayor que  estaba rodeando la iglesia y entabló conversación con nosotros y  empezó a contarnos, prolijamente, un favor que le había hecho laVirgen.

 No es la primera vez que voy, pero, a pesar de eso,  encontré cosas  nuevas en las que anteriormente no me había fijado.

 Por ejemplo los ángeles que rodean la gran corona del retablo que cobija a la Virgen. Esos ángeles tienen todos unos escudos que muestran al pueblo,  en donde  enseñan  símbolos de María.


Pero después de ver esto y de rezar,  hicimos caso al sacristán Manuel Paz, que nos abrió la sacristía para que viéramos los exvotos que hay en una pared lateral desde hace siglos hasta nuestros días.

Nos dijo que los visitantes de este santuario no se cansan de verlos y de sacarles fotos por  todos los lados.

Los exvotos  son sencillos, ingenuos,  pero que muestran una fe que se corta y un agradecimiento a la Virgen, gigante. Tienen una pintura de los protagonistas del milagro y un texto en donde ponen sus nombres y narran someramente el hecho milagroso. Están bien conservados y libres de humedades.

Realmente merecería un estudio detenido de todos y cada uno de  ellos, quizá una tesis. Abarcan varios siglos y algunos son también actuales. Nos llevan a la confianza en la intercesión de María, nuestra Madre que es la omnipotencia suplicante.