Lago Albano, visto desde Castelgandolfo |
Con motivo de la renuncia
al cargo de Papa he recibido llamadas de amigos que me contaban su
disgusto, su soledad e incluso sus lágrimas por esta decisión que al mismo
tiempo respetaban y les servía de ejemplo. Esto me mueve a escribir mi
testimonio de estos 8 años en que viví los cuidados de este Pastor de la
Iglesia universal.
Las veces que le vi y
le oí
Tuve la suerte de verle en ocasiones importantes en estos
años: le vi en Valencia, en Colonia, en el Año sacerdotal en Roma, en la JMJ de
Madrid y en Santiago en esa rápida visita a España en el Año Santo. También en
una audiencia de los miércoles en el Aula Pablo VI.
Me hizo mucho bien
Estos encuentros me hicieron mucho bien. A Valencia fui con
mucha curiosidad pues hacía poco que era Papa y allí tenía lugar un congreso de las familias sobre la
transmisión de la fe a los hijos y yo
quería saber lo que decía un Papa profesor y gran intelectual sobre esa
materia. Y no quedé defraudado; en la
misa a las familias dijo como se podía transmitir la fe a los hijos. Con estas
tres acciones: enseñarles a rezar y rezar con ellos. Llevarles a celebraciones
cristianas y leerles la
Biblia. Era tan sencillo que cualquier padre o madre de
familia podía hacerlo. No necesitaba un curso de preparación, ni leer libros
difíciles, sino un poco de buena voluntad y estaba al alcance de
todos.
En Colonia quedé asombrado del momento en que se expuso, en
una bonita custodia, el Santísimo Sacramento, a la adoración de más de un millón
de jóvenes. Yo estaba bastante lejos y vi como se ponían de rodillas y estaban
concentrados en la Hostia
Santa en total y absoluto silencio. Me vino a la cabeza
nuestras iglesias en las que se habla con tanta facilidad aunque sean pocas
personas las que allí están, con una notable falta de fe viva.
De la JMJ de Madrid me quedaron muchas cosas y vine
impresionado del Papa y de los jóvenes, pero me quedó muy grabada una cosa que
dijo a los jóvenes, Cristo es vuestro
amigo, acudid a El, acudir a El en todo, Él os escucha y socorre. No son palabras
textuales pero esa era la
idea. No estamos solos tenemos un amigo y ¡ que amigo!.
Renovación de la
predicación
A Benedicto XVI debo la renovación de mi predicación, pues leyendo
sus escritos pude aprender nuevos modos de decir las cosas de siempre y también
nuevas ideas.
Algún ejemplo. En una ocasión dijo que todos los males del mundo vienen
de un amor pobre. Cuantas vueltas le di yo a esta idea pensando en los
matrimonios que pelean o se divorcian, en los novios que no se respetan o en lo
gobiernos o en los párrocos. Para todos sirve.
O también lo que dijo
sobre la adoración a la
Ss Eucaristía , que no
se puede recibir con provecho y como se debe, si antes no se adora. Tantas veces he
predicado que Jesús se quedó para ser
recibido no para ser adorado. Después tuve que rectificar e invitar primero a adorarlo, para luego
recibirlo como lo que es.
Sus documentos
Me gustan sus escritos que sigo todo lo que puedo, pero me
enamora el documento Verbun Domini que leí dos o tres veces, que
tengo todo subrayado y que me
acercó afectivamente a la Palabra de Dios en la Biblia y en la liturgia,
Palabra que nos guía en la vida y en la muerte como nos acaba de decir hace
poco.
Me enseñó que no te has de preocupar si no tienes un
determinado carisma. Dios reparte como quiere y
eso hemos de aceptar con gozo. Cuando salió Papa no se movía como Juan
Pablo II, pero era un profesor que Dios había elegido para ayudar a la Iglesia
a pensar como el mismo ha dicho. Y eso es lo que ha hecho.
En los enfoques de sus discursos ha sido muy positivo, hablando de la belleza de la fe, de la
maravilla de un Dios que perdona y tiene grandísima misericordia.
Le dejamos solo
Me parece que lo dejé solo en bastantes ocasiones. Vi como
los lobos se le echaban encima y no le defendí, no escribí cartas a los
periódicos, ni a él, ni a sus colaboradores, ni recé lo suficiente
para que Dios le echara una mano. En fin, lo siento pero habrá que cambiar
también en esto, convertirse como nos pide la cuaresma.
Podríamos seguir, pero insisto en que cada uno examine su vida y
verá como Benedicto XVI nos tenía firmes en la fe y nos ayudó a ver a Dios en
los acontecimientos y en la creación. Hasta un árbol es palabra de Dios,decía.
Estimadisimo Pe. Victor ...
ResponderEliminarSi hoy organizaramos una Cadena de Oracion por el Santo Padre tengo la certeza que nuestro Ruego llegaría al cielo, pues Benedicto XVI es un Santo.
Ojala el proximo Papa sea tan humano, honesto, culto y Santo como él.
Creo - sin temor a equivocarme - que va a ser muy dificil encontrar otro Fiel Servidor de la Iglesia Universal que ocupe el Trono de San Pedro en el Vaticano con las mismas cualidades espirituales e intelectuales de Benedicto XVI.
Estoy triste y como yo millares de cristianos en el mundo entero, sentimos esta misma sensacion de orfandad que nos embarga desde que escuchamos esa inesperada Noticia de Renuncia de este maravilloso hombre que teniendo todo el Poder abre sus manos y lo deja volar en pos de otros futuros elegidos.
Deseo de todo corazón que Dios lo proteja y mime por el resto de sus dias.
Mil gracias por sus emotivas palabras!!!
Afectuosamente
Hilary
HOLA, VICTOR: Te felicito por tu página en Internet (nota 10).
ResponderEliminarEn lo que dices de Benedito XVI estoy completamente de acuerdo contigo. Juan Pablo II nos dió ejemplo sufriendo sin bajarse de la Cruz, y Benedicto XVI nos dio ejemplo en el sentido de Juan Bautista: Él tiene que crecer y yo de disminuir". Por caminos diferentes nos indican el mismo camino: Cumplir la voluntad de Dios.
No es cosa de importancia, pero parece raro que los cardenales de 80 años no puedan votar en el cóclave y en cambio, pueden ser elegidos. ¿Qué es más difícil ¿Votar o ser Papa?.
Bueno, ya que es el Espiritu Santo el que gobierna la Iglesia, nosotros no tenemos por qué preocuparnos.
Va un adjunto y un abrazo. Armindo.