Les dice que cuando ella fue a París había leído muchos libros sobre esa gran ciudad y le habían contado muchas cosas y se la imaginaba verdaderamente grandiosa.
París en una noche de luna |
Pero para entrar en París tuvo que llevar pasaporte; sin pasaporte todo eran dificultades y retrasos para poder entrar.
El cielo es algo parecido. Es un magnífico viaje a un lugar del que sabemos unas cuantas cosas y nos lo imaginamos estupendo, pero al llegar veremos que lo que sabíamos no es nada en comparación con la realidad. Como en todo viaje, lo emprendemos con ilusión y con gran curiosidad y nos preparamos a conciencia y sin miedos, con alegría, para que todo salga bien.
Para poder entrar con facilidad se necesita también pasaporte y ese pasaporte es el sacramento de la Unción de Enfermos. Por eso hemos de procurar recibir ese sacramento tan provechoso para entrar corriendo y sin retrasos en el Cielo.
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