jueves, 29 de enero de 2015

Me gustó la pronta determinación



Dando un retiro
Estaba dando un retiro a sacerdotes en una de las zonas más montañosas de la Diócesis, por algo le llaman Tierra de Montes,  y aun casi no había empezado con la meditación,  cuando le sonó el teléfono a uno de los sacerdotes que estaba allí. Salió fuera del local en donde estábamos y al poco rato regresó. Interrumpió la meditación y dijo que uno de los sacerdotes de la zona (dijo el nombre), un señor anciano, había sido ingresado en el hospital y estaba en la UCI. Él se iba a visitarlo. No lo pensó dos veces. Alguien le comentó que era una buena idea pues lo que se haría por un hermano hay que hacerlo por un compañero que también es hermano.
Me  gustó mucho la pronta determinación de acercarse a verlo. No sabíamos si realmente era necesario, pero en caso de duda hay que acudir con prontitud y ofrecerse a ayudar,  sobre todo espiritualmente.
Al cabo de dos horas llegó de vuelta trayendo la noticia de que iba mejor y que pronto lo llevarían a la planta.
Este sacerdote enfermo es muy querido pues  aparte de ser mayor es  muy de comunión con los demás. Tengo visto en una ocasión que no pudo ir al retiro sin embargo tuvo el detalle de acercarse a la hora de la comida a saludar a todos que estábamos esperando para comer.
De reaccionar rápido nunca nos arrepentiremos, en cambio, el posponer una gestión tiene el riesgo  que lleguemos tarde, o de olvidarnos y no ir. En estos casos hay que decir que cualquier hora es buena para llamar y avisar a quien corresponda de la situación de un enfermo. Al  mismo tiempo,  es una prueba de confianza cuando nos llaman.

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