Emilio Lojo, preparado para la S. Misa |
D. Emilio procedía de una familia cristiana y numerosa. Nació en Cambados en el año 1936. Se ordenó de sacerdote en el año 1959. Falleció el Sábado 18 de Julio de 2015 en la Casa Sacerdotal de Santiago de Compostela, después de haber recibido los Santos Sacramentos partió hacia la Casa del Padre con una serenidad y paz reflejada en su rostro.
Esos dos adjetivos, bueno y fiel, le iban a D. Emilio. Tenía muy buen carácter,
era afable y cordial, y, si había contrariedades las resolvía en la oración y
en la dirección espiritual, como todo
cristiano suele hacer.
Durante la enfermedad se le veía sereno, con una sonrisa para todos los que le visitaban y estaba siempre con el rosario en la mano.
Una de las veces que le vi, durante su enfermedad, estaba sentado en cama y con el rosario en la mano, como siempre. Le dije que iba a una reunión de sacerdotes y que la encomendara. Lo prometió hacer y me despidió diciendo, vete con amor.
Durante la enfermedad se le veía sereno, con una sonrisa para todos los que le visitaban y estaba siempre con el rosario en la mano.
Una de las veces que le vi, durante su enfermedad, estaba sentado en cama y con el rosario en la mano, como siempre. Le dije que iba a una reunión de sacerdotes y que la encomendara. Lo prometió hacer y me despidió diciendo, vete con amor.
Fue fiel a su sacerdocio, trabajando por el Reino de Dios
hasta el último instante. Fue fiel a su obispo a quien quería y por quien
rezaba y a él daba cuenta de sus preocupaciones y de la labor pastoral. También estaba unido al presbiterio diocesano con el
que procuraba colaborar.
Fue fiel a la asociación sacerdotal de la Santa Cruz
que ,como otras parecidas para el bien espiritual de los sacerdotes, está recomendada por el concilio Vaticano II y por el
Código de Derecho canónico. No faltaba a ningún medio de formación como
clases o convivencias, que le
mantenían despierto para la pastoral
diaria y apostolado. Así mismo participaba en los medios ascéticos recomendados
por el Obispo como p.e. retiros.
Primera foto de la iglesia |
Tiene el mérito, a mi modo de ver, de haber sacado adelante, en el plazo corto de
un año, la magnífica iglesia de S. Juan Apóstol en el barrio de Vite. Ha conseguido un templo
acogedor, devoto, cómodo y con una capacidad para 400 personas sentadas. Con buena acústica y todo lo demás necesario para
un templo digno y moderno.
En la despedida de S. Juan |
Ante el visible descenso de confesiones, apreciado
en todas las parroquias, tuvo la preocupación de insistir en los
beneficios de la confesión frecuente y procuró dar oportunidad para poder
reconciliarse con Dios lo mismo ofreciéndose
él, como llamando a otros sacerdotes que colaboraban en esta pastoral de la confesión.
Llevó, gracias a Dios, muy bien la enfermedad con paz y
serenidad, sin quejarse y sin darle
mayor importancia. Recibió con tiempo la Unción de enfermos y desde
luego la comunión diaria que recibía con amor.
Fue un sacerdote culto, había hecho estudios de Filosofía y
letras, además de los estudios
eclesiásticos que sacó adelante con profundidad.
Era un gran lector de libros “gordos” que leía con gran afición y luego comentaba con los amigos.
Era un gran lector de libros “gordos” que leía con gran afición y luego comentaba con los amigos.
Estuvo de profesor en el Seminario Menor y luego pasó muchos
años en la parroquia de S. Juan de donde era párroco emérito. Aun jubilado, atendió por un tiempo la capellanía de las madres
carmelitas de Santiago.
Su deporte era el paseo por el rural, que practicó muchos domingos por la tarde, recorriendo, con algún amigo, varios quilómetros a pie por medio de campos y bosques de las cercanías de
Santiago.
En esos paseos tenía mucha y amena conversación, en donde afloraba su buena cultura.
En esos paseos tenía mucha y amena conversación, en donde afloraba su buena cultura.
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