Sí, en la catedral, en la vigilia de la noche, ante unos
50 peregrinos, una joven siria
pidió oraciones por su pueblo. Decía que allí no se puede hablar. Si hablas te
cortan la cabeza. Tengo un hermano y no
sé en dónde está y lo mismo otra gente
de mi familia.
Una joven italiana que estaba escuchando, al oír este
testimonio así, en directo, no se cansaba de llorar. Son valientes, están dando la vida por su fe, pero podemos
ayudarlos hablando de ellos para que se conozca la realidad. Y rezando para que
Dios les dé fortaleza.
Pidió al Apóstol que interceda por los cristianos perseguidos
de su país, para que sean fuertes en la
fe.
Hubo más testimonios, que fueron excelentes. Una joven brasileña que
venía con su padre decía que había aprendido mucho en el camino, como paciencia,
esfuerzo, solidaridad, presencia de Dios etc. Y decía que todo esto ahora tenía
que aplicarlo y vivirlo en el camino normal de su vida, el camino de todos los
días.
Otro algo mayor, había decidido poner todos los medios para
ser sacerdote. ¡Qué grande es poder consagrar!, nos decía.
Una señora vino a pie desde Saint Jean Pied de Port. Al salir, comentaba muy
emocionada, comenzó el camino con una hernia dolorosa que no podía ser operada.
Le daba dolor al andar. Así anduvo varias etapas y mientras caminaba le pedía
al Apóstol que la ayudara, y, en un momento determinado se dio cuenta que no
tenía dolor y que la hernia ya no existía. Cuando lo contó estalló un gran
aplauso de todos los presentes y ella no cesaba de llorar de alegría y
agradecimiento.
Unos argentinos también dieron su testimonio hablando de lo
orgullosos que estaban de este Papa Francisco que procede de su país. Recordamos
los santuarios de Luján y S. Cayetano a donde fue a confesar cuando era
arzobispo de Buenos Aires. Allí fue de incognito y se pasó toda la noche, en
varias ocasiones ayudando a confesar.
Una granadina hablaba de las muchas preguntas e
interrogantes que se planteó durante el camino. Ahora tendrá que buscar las
respuestas.
El sacerdote que dirigía la Vigilia afirmó, apoyado en una anécdota reciente, algo que
había aprendido. Que aunque hayas hecho un camino largo a pie y hayas sufrido
mucho, si al final no termina en conversión y confesión, esa peregrinación ha fracasado. Todo ha de
terminar en un encuentro real con Jesús en los sacramentos y en una vida nueva.
S. Jean Pied de Port |
No hay comentarios:
Publicar un comentario