No quedan burros. La mayoría han desaparecido, al menos aquí
en Galicia. Los tractores los fueron arrinconando. En distintas zonas en que
antes había burros, ahora no los veo. En internet se anuncia venta de burros de segunda mano. Hay
sí caballos, están sueltos y a veces con un madero a las patas para que no corran, de
lo que protestan algunos colectivos.
Tengo un recuerdo de la infancia sobre un burro. Los niños
jugábamos con él y él se dejaba querer. Pero una vez un niño de 6 ó 7
años, animado por los otros y quizá un poco inocente, se subió al burro. Éste, cuando lo sintió bien
sentado, se echó a correr y no se dejaba frenar cuando le tiraba de la cuerda,
pero , en cierto momento, pará en seco y el niño, por la inercia, saltó por
encima de la cabezota del burro y fue a parar al suelo. El burro quedó
impertérrito y el niño también, como si nada ocurriera, pues al decir de muchos,
a esa edad son como de goma y además los
guarda el diablo, porque si se mueren se le escapan al cielo.
Pues eh aquí que Azevedo, escribe un libro sobre los burros,
o más bien sobre un burro. No hay ahí
historias de burros, sino que se fija en el perfil del burro de siempre. El burro
clásico. Se fija así en su modo de ser y saca jugosas enseñanzas para los
humanos.
Es un libro que mueve a la sonrisa y a la mejora de la
propia vida. Es una larga meditación tomando pie de las aptitudes del burro.
Por ejemplo se fija en la humildad del burro, en la
austeridad, la obediencia, saber oír etc. Va comentando el autor esas aptitudes
del burro y las salpica de sabrosas citas y anécdotas.
Se inspira, en lo que dice honradamente desde el principio, en
distintos comentarios que S. Josemaría
Escrivá hace del burro de quien se
sentía amigo y de quien decía que tenía
cara de catedrático.
A lo largo del libro de 124 páginas, salen muchos temas y quiero destacar el de la
confesión que tiene que ver tanto con el año de la misericordia.
Dice que el burro después de los palos merecidos, recibe también la caricia del amo. De ahi saca el autor que algo parecido pasa entre el hombre y Dios. El principal consuelo del hombre, es estar en gracia de Dios,
en amistad con el Amo. Y el Señor nos
consuela no sólo perdonándonos sino dándonos la certeza física de su perdón a
través del sacramento de la penitencia. Allí oímos: Yo te perdono. Y en esa ocasión
nos reconciliamos con Dios y con
la Iglesia, con toda la comunidad cristiana en la Tierra, en el Cielo y en el
Purgatorio.¡Fantástico¡
Termina el libro dedicando un capítulo a la muerte del burro
y explica como aun muerto es útil para abono de las plantas y su piel para hacer panderetas para el Niño Dios. ¡ cuánto
sirve, aun después de muerto! Y de ahí
saca consecuencias para servir a la familia ahora y cuando nos muramos.
Es un libro de bolsillo al alcance de todo el mundo, ameno,
chispeante y tocando el corazón para que seamos mejores de lo que somos.
Víctor Manuel Sánchez Lado
Historia de un burro. En las enseñanzas de san Josemaría. Hugo de Acevedo. Madrid 2015. Editorial Palabra.
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