Hoy quería escribir de pañuelos. He salido de casa y fui a
parar a un santuario mariano: Santa María de Vilamayor, cerca de Santa Comba.
Al
llegar, poco antes de la iglesia, hay una fuente bastante artística con dos
caños que echan un chorrito de agua. Estamos en verano y escasea en todos los
sitios.
Es corriente en muchos santuarios que haya fuente, por ejemplo en la Esclavitud, o en la Gracia en San Silvestre cerca de Santiago, en Sonsoles, en Lourdes y Fátima etc. Suele llamársele la fuente del Santo o de la Santa y a esa agua se atribuyen propiedades benéficas, aunque ciertamente sólo es la fe la que mueve el corazón de Dios.
Es corriente en muchos santuarios que haya fuente, por ejemplo en la Esclavitud, o en la Gracia en San Silvestre cerca de Santiago, en Sonsoles, en Lourdes y Fátima etc. Suele llamársele la fuente del Santo o de la Santa y a esa agua se atribuyen propiedades benéficas, aunque ciertamente sólo es la fe la que mueve el corazón de Dios.
Pero lo llamativo de esta fuente del santuario de Vilamayor es la cantidad de
pañuelos, bien colocados, que por miles hay en el entorno de la fuente. Según me
cuentan, se mojan, se pasan por la cara
y se colocan.
En Fátima hay la ceremonia del adiós en que la gente se
despide de la Virgen levantando los pañuelos y moviéndolos. En el museo del
santuario se guarda el pañuelo que usó San Juan Pablo II en ese adiós y que
regaló para quedarse en Fátima. Es un pañuelo con historia.
Luego he visto en muchas imágenes de la Virgen de los
Dolores que le ponen en las manos un pañuelo de encaje. Quizá se piensa que a la Virgen le haría falta, para
secarse las lágrimas por la muerte de su querido Hijo.
No sé de otros pañuelos con historia que a lo mejor hay. Pero
estoy convencido que los pañuelos de esta fuente de la que vengo hablando, cada
uno tiene su historia particular. Da gana de acercarse uno a uno y hacerle una entrevista y preguntarle y Tú ¿porque
estás aquí? ¿Quién te trajo?.
Como son tantos, las historias deben de ser muy variadas. Unos
pedirán salud o trabajo, otros
conversión, algunos una fe más segura para algún miembro de la familia…desde
luego no se ponen de adorno. Son peticiones a la Virgen, como lo es una vela
que se enciende o una Jaculatoria o un canto en el que ponemos todo el alma.
Hay muchas maneras de
pedir y ésta es una más.
Tengo envidia de los pañuelos. Sirven para todo y no
presumen de nada y nos acompañan sin exigencias. Que sirven para todo es
evidente, limpian una lágrima o el sudor del que se ha fatigado o la sangre que nos corre por
la piel, o las manos cuando no hay toalla. Incluso algunos sirven para decorar
en el bolsillito de la chaqueta.
Y en las fuentes de un santuario sirven para
materializar nuestra oración.
¡ Cuanto podemos aprender de un pañuelo ¡.
¡ Cuanto podemos aprender de un pañuelo ¡.
Precioso, nunca se me hubiesen ocurrido palabras tan bonitas para un pañuelo. Lástima que no haya pañuelos para enjugar las lágrimas del alma.
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