El jueves pasado hubo concesión de los ministerios de Lector
y de Acólito a 5 seminaristas, dando así los primeros pasos en firme y preparando
el gran día de la ordenación sacerdotal ya definitiva para toda la vida.
El ambiente en el seminario era de alegría contagiosa. Desde
los seminaristas y compañeros hasta los 30 sacerdotes que allí estábamos.
Desde el primer momento en que recibí la invitación para
asistir, decidí ir, con el ánimo de disfrutar viendo que hay futuro, no sólo en
el deseo sino que en la realidad de las cosas.
En ese futuro están
incluidos un buen grupo de monaguillos de la parroquia de Vimianzo que perfectamente
vestidos de rojo y bien ensayados, estuvieron ayudando en la celebración.
El Sr. Arzobispo les
dijo al final que él no les pedía nada pero que estuviesen atentos a Jesús que
él si podía pedir un paso más, siguiendo
a aquellos seminaristas.
En la homilía dijo Mons. Julián Barrio a los seminaristas que huyeran de la mediocridad y
que tuvieran iniciativas, que fueran creativos pues les esperaba una gran tarea.
Explicó con detenimiento la importancia de la Palabra en relación con el ministerio de Lector y la importancia del cuidado del altar para los que recibieron el ministerio del acolitado. Recordó que vivieran según lo que habían recibido.
Estaba también concelebrando el Sr. Obispo auxiliar que al final, saludó a muchos sacerdotes y se interesó por ellos.
La capilla estaba llena
de familiares y amigos, incluso
había quienes estaban de pie.
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