Hay un niño en el catecismo que va para filósofo pues hace
preguntas comprometidas y además las explica, por si no has entendido.
Este niño, antes de
hacerme esa pregunta, me dijo: le trato de tú o de Vd. Le contesté que
como mejor le saliera, y, entonces, empezó a tratarme de tu.
La pregunta que me hizo no era de esperar en un niño de 7 ó
8 años: ¿Tú tienes miedo a la muerte?
Opté por decir lo que pensaba con sinceridad pues, aunque
uno quede mal, a nadie se le puede
engañar.
Le contesté: ¿miedo a
la muerte?- pues… un poquito. Me regaló una sonrisa y ahí terminó la
conversación.
Conocí a personas con
verdadero miedo a la muerte, pero, al llegar el momento, no lo tenían y estoy seguro de que Dios ayuda en
ese trance a superar ese miedo.
Conocí también a un
sacerdote que ante esa cuestión decía: a la muerte no le tengo miedo. Sé que
tengo que morir, en cambio tengo miedo al juicio de Dios. Eso sí me impone
miedo.
Santa Teresa dejó escrito (cito de memoria): recuerda que
tenemos una sola vida, que morimos una sola vez, que hay un solo juicio y este definitivo.
Por tanto, comento yo, prepárate bien y no arriesgues lo más mínimo.
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