El Papa Juan Pablo II decía que los santuarios marianos son
como grandes clínicas del Espíritu. Como nosotros fuimos a un pequeño santuario,
creo que más que clínica pudiera llamarse o calificarse como “ambulatorio”, para pequeñas enfermedades y consultas corrientes.
Se trata de la ermita de la Virgen de la Fuente.
Tal como estaba previsto salimos de San Cayetano unas 30 personas, rezando un rosario por la calle (por la acera) y camino de San Juan . Allí nos esperaba un buen grupo de aquel contorno y además la coral de San Juan. Al poco de llegar, aun el pórtico, se estrenó la coral con un canto popular a María.
Tal como estaba previsto salimos de San Cayetano unas 30 personas, rezando un rosario por la calle (por la acera) y camino de San Juan . Allí nos esperaba un buen grupo de aquel contorno y además la coral de San Juan. Al poco de llegar, aun el pórtico, se estrenó la coral con un canto popular a María.
Luego Ricardo, seminarista somasco, cogió el megáfono y
comenzó otro rosario ambulante. Al terminar cada misterio la coral entonó
cantos todavía más populares como el ave
de Fátima y el de Lourdes, con varias de
sus estrofas que todos coreaban.
Como la tarde estaba buena, había mucha gente, familias, paseando
por los jardines cercanos a la ermita y vieron como rezábamos y caminábamos a la Virgen. La capilla la
llenamos y, allí, cantos, letanías y
algunas anécdotas marianas.
Luego salimos al atrio y desde allí le cantamos a la propia Virgen
de la Fuente que es de piedra y está en una hornacina en la fachada. Relucía con
el sol de la tarde que le daba de frente.
Pensaba por el camino de regreso que como la Virgen es muy
agradecida, podemos esperar que ella también nos visitará en el purgatorio e,
incluso, nos cantará al oído nuestra canción preferida. Esa es nuestra
esperanza.
en el atrio, cantando. ir a enlace |
También al regreso,
uno de los asistentes comentaba que para otro año podíamos llevar una imagen
de la Virgen en procesión, aunque, estoy seguro, que la Virgen de todos modos
venía con nosotros, pues íbamos allí en su nombre.
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