Estamos en tiempo de primeras comuniones. Aquí, en esta
parroquia, no lo llevamos con rigidez pues se van haciendo grupitos según las
conveniencias de los padres. Así hay la oportunidad
de hablar de la Ss. Eucaristía en varias
ocasiones, que no viene mal, pues es
un misterio central en la vida de los cristianos.
Hoy fue una misa un tanto internacional pues cantó un
seminarista asiático de los pp. somascos y ayudó a misa Julio un seminarista mayor, de Venezuela y que está en Pamplona.
Los padres participaron intensamente en la preparación y en
la celebración. Venían muy de fiesta y parecía que estaban más
nerviosos que los propios niños.
Leyeron, tres mamás, las lecturas de la Misa y al final una
de las madres leyó un discursito a los niños, muy logrado, que recibió grandes aplausos. También los
niños hicieron dos peticiones cada uno, con un poco de nervios, pero bien.
Los niños se llaman
Adrián, Cristian y Rubén. Y la madre que los exhortó a perseverar, era la madre de Adrián.
La homilía versó sobre la centralidad de Cristo en toda la
celebración y sobre la Santísima Trinidad, pues era la fiesta del día. El sacerdote se valió de dos anécdotas para ilustrar
esas verdades.
Al final el atrio rebosaba de alegría y parecía una gran fiesta.
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