Navidad, 2020
Queridas Familias amigas:
Tenemos entre nosotros la buena costumbre de poner los
Nacimientos en las tiendas, en las familias, en las parroquias y en las casas.
Celebramos fiestas de familia con tal motivo. Estupenda costumbre. Con estas
letras pretendo felicitarte yo también. Quisiera darle un tinte a esta
felicitación de contenido doctrinal-religioso, para que no caigamos en una
rutina más en la vida.
La Liturgia de la Iglesia nos propone empezar el Año
Nuevo con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Esto quiere decir que en
la práctica debemos empezar el año poniéndonos intencionadamente bajo su
protección y amparo, rezándole y tratándola más, que probablemente buena falta
nos hará, pero también sin agobios.
Y todo esto porque, la Virgen y Nosotros (personal y
grupalmente también), estamos ante un
gran misterio: Dios.
Hay un
"verbo griego "symballo" que remite a la imagen de una cosa de
la que debo encontrar la otra mitad para recomponerla con la mitad que yo
tengo", dice Marko Ivan Rupnik. (Magnificat, N. 194). Eso hizo Dios con
María, con nosotros y con las familias. Nos perfecciona y recompone.
Dios pensó en María para el misterio de su Encarnación
escogiéndola para ser Madre de Dios; y María
piensa en Dios ante la propuesta del ángel aceptando su propuesta y
realización que celebramos con el misterio del Nacimiento de Dios en
Belén.
Lo mismo, igual que en María, pasa con nosotros y nuestras Familias: El
pensamiento de Dios en nosotros y en la Virgen, se remonta al Paraíso Terrenal.
Sigue a lo largo de la Historia de la Salvación. Y nosotros personalmente, y las familias también, debemos responder
pensando más en los planes de Dios. Esto, se realiza por la Oración personal y
colectiva, que se concretará en Jaculatorias, encuentros...para vivir la
presencia de Dios.
¿Cómo conseguir
responder plenamente a Dios? "A grandes males, grandes remedios". Nos
valemos de la formación. Para
profundizar en ello nos propone
la Iglesia la oración, moviendo nuestra
voluntad ante las iniciativas que el Espíritu del Señor nos quiera plantear y
que nos deben mover a cuidar de un modo ordenado y sin regateos todo esto con
fe y esperanza.
Nos ayuda también el
hacer ambiente positivo donde nos encontremos, preguntar y hablar con
sinceridad y humildad, sobre nuestras preocupaciones, tristezas y alegrías, y
,así, nos devolverán el aire festivo de
la Verdadera Navidad: que seremos nosotros mismos, como signo de esperanza
segura a imitación de nuestra madre, María y que irá creando una cierta
"empatía" en nuestro entorno.
Simón-David Castro Uzal // 5-enero-2020
sdavidcuzal@gmail.com
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