domingo, 12 de abril de 2020

Vigilia Pascual. Una peculiar experiencia pastoral.



Pude celebrar la vigilia pascual en la parroquia, eso si, cumpliendo con el real decreto de que fueran pocas personas, a puerta cerrada y con las precauciones tantas veces repetidas de distancia entre personas  etc.

Éramos  5 personas que estábamos como una pequeña familia cerca del altar, aunque separados convenientemente.

Seguimos el ritual de la Vigilia como si fuéramos los primeros cristianos los que se reunían en las casas, a horas nocturnas, para celebrar la Ss. Eucaristía, la Acción de gracias, y ,todo esto, en la soledad, aunque unidos a muchos,  a tantos que no podían venir, por las circunstancias.

Hubo un eco a las lecturas que fueron haciendo los presentes. Me acuerdo de una reflexión en que uno de los presentes comentó el  Evangelio que decía que un ángel, cuando llegaron las mujeres, movió la piedra que tapaba el sepulcro de Cristo. Hubo un terremoto, los soldados quedaron aterrados y el ángel dan un recado a las mujeres, que anuncien a los apóstoles que Jesús  ha RESUCITADO..

Ahora , decía el que hizo el comentario,  tenemos encima la piedra de la epidemia que nosotros solos no podemos quitar y necesitamos que Dios nos envíe su ángel y entonces la cosa cambiará. También dentro de nosotros debiera haber un terremoto que nos saque de la soberbia y nos lleve a Dios. Dejémonos tocar por Dios.

Así fueron comentando. El celebrante se fijó en una de las lecturas en donde se dice que se endureció el corazón del faraón. Nosotros pedimos a Dios que no nos endurezcamos sino que nos abramos con humildad a la gracia de Dios.

La Misa  fue discurriendo en este ambiente, abierto a las luces de Dios.

Los que estaban en esta Misa, deseaban llevar la comunión a sus familias y a otras familias amigas. Lo habían consultado  con la autoridad eclesiástica competente,  que les dio el visto bueno, y lo prepararon con  todo detalle.

Al terminar la Misa llevaron adecuadamente las partículas que correspondían según las familias . Algunas con bastantes hijos y que llevaban más de un mes sin comulgar y lo deseaban y necesitaban.

Aqui se dio el particular que no eran los cristianos que buscaban a Jesús,sino que era Jesús  que buscaba y llamaba a la puerta de sus hijos.

Después de un par de horas les envié un whatsapp, para ver  cómo había transcurrido todo.

Una joven, decía que “para mí ha sido como si fuera una de las mujeres que estaban en el sepulcro de Jesús y que iban a anunciar a los apóstoles,  que Cristo ha resucitado!!!. Gracias D. Víctor!!!! Ha sido un regalo enorme. Que Dios lo bendiga.”

Otro decía: Muy bien y los hermanos muy contentos. Muchas gracias. Ahora nosotros (su familia) estamos en proceso de empezar en casa. Y manda la foto de la sala de estar.

Un tercero decía: el recorrido ha sido perfecto. El Señor nos ha abierto la carretera para llegar a los hermanos. Y  los hermanos contentísimos. Muchas gracias.

Manda también la foto de su casa y pone: aquí lo tenemos todo preparado.
Es una familia numerosa y todos comulgan.

Y ya el último en contestar dijo: Muy bien y a todos los que les he dado al Eucaristía muy contentos. Muchas gracias!  Cristo ha resucitado verdaderamente!!!

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