Hace unos días recorrí las calles de Santiago en este tiempo de Navidad (nacimiento del Niño) y yo buscaba al Niño, pero no lo encontré recordado, ni en los escaparates, ni en los adornos. Nada.
Al día siguiente volvía a otras cosas y le vi en una gran lámina en el balcón del Seminario Mayor y me alegré, algo parecido a como se alegraron los magos cuando llegaron a Belén y le vieron con María y José.
Pero como le vieron, ¿vestido o desnudo?. Desde luego el Evangelio habla de que María le envolvió en pañales y creo que no se le ocurriría tenerlo en paños menores.
Comento esto porque desde hace tiempo se popularizó el presentar al Niño desnudo, es como una moda, aunque siempre se le representó de las dos maneras. Ciertamente a mí me gusta y le busco vestido.
En el belén de Santa María del Camino (Santiago) está la cueva de Belén y el niño aparece acostado y cubierto con una mantita que la Virgen se la pone una y otra vez en un movimiento programado.
En muchos sitios aparece de las dos formas, también en mis iglesias. Las figuras del Niño que son bastante grandes, las señoras del barrio le hicieron un trajecito largo como una túnica y así se venera.Tengo también en mi memoria una Virgen con el niño en brazos
que se venera en Corcubión en donde el Niño
está totalmente envuelto de tal forma
que sólo se le ven los ojos. También la Virgen de la Paz de S. Cayetano tiene en
sus brazos al Niño vestido con una túnica aunque en realidad no es tela sino
que pertenece a la escultura.
Le comenté estas cosas a la religiosa que está en el torno
de las carmelitas y me dijo que ellas
tienen un Niño en el coro y que a la noche una de las religiosas lo tapa con
una pequeña manta como para que no pase frio. Es un detalle de ternura digno de
tal Niño, aunque sea una imagen.
El Niño vestido o desnudo trae luz y salvación. A él hay que acudir, respondiendo a su gran amor por nosotros, un amor de Dios.
El niño está en una cueva, arreglada, y lo recuerdan las cuevas de los belenes que suelen ser frágiles que casi se caen, como una casa en ruinas. Comenta el papa Francisco que en eso también hay un mensaje que nos habla a todos. El mensaje es que Jesús vino a restaurar lo que estaba en ruinas, y esos somos cada uno de nosotros, pero, si le dejamos entrar en esa cueva ruinas, él hace que todo cambie y quede hermoso y acogedor.
El niño habla, el belén habla, hay que poder el oído atento y escuchar.
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