Con motivo del mes del rosario la devoción a la Virgen se ve reforzada. Nos puede ayudar mucho el consejo de Juan Pablo II de contemplarlos misterios desde los ojos de María que es una gran experiencia.
Esa devoción a la Virgen se agranda con la repetición de jaculatorias marianas que hay muchas y que también podemos inventar.
Son muy conocidas algunas como p. e. Totus tuus , que tanto difundió el propio Juan Pablo II. Cuando estuvo en la catedral de Santiago en uno de sus peregrinaciones, el numeroso pueblo presente la repitió unánimente en voz alta y clara.
También hay otra jaculatoria que podríamos llamar teológica que dio a conocer S. Josemaría Escrivá y que traducida del latín dice así: Todos con Pedro a Jesús por María.
Hay otras muchas como las propias letanías lauretanas que rezamos al final del rosario que son una serie de piropos encendidos a María.
Tengo un amigo que inventó esta jaculatoria que a muchos pareció sencilla y hermosa: María, alegría. Necesitamos la alegría y María sembró alegría como en su visita a su prima Isabel o en las bodas de Caná que consiguió el vino o a los apóstoles que acoge después de su fracaso ante la pasión del Señor.
Otro amigo me enseñó esta jaculatoria que puede reformarse a gusto de cada uno: María, guárdame en este día. Pude experimentar su eficacia y la recomiendo a otras personas.
Y ya por último en una imagen de la Virgen en el exterior de la iglesia de S. Cayetano hay una jaculatoria que en alguna ocasión la comentó un predicador en su homilía: Protégenos, sonríenos, guárdanos, bendícenos. A veces veo a gente que se para a leerla y espero que también a rezarla.
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