lunes, 4 de enero de 2016

Puso su tienda entre nosotros




La tiendas también enseñan. Esta mañana de domingo pasé al lado de las tiendas que tienen los marineros en huelga. El fuerte viento tiró con algunas. Las mejores se mantienen intactas. No sé cómo están por dentro, pero supongo que habrá de todo.
Esto me hizo comprender la lectura de  la Misa del primer capítulo de San Juan en donde dice que la Palabra, o sea el Hijo, acampó entre nosotros. Puso su tienda entre nosotros.

 Pero ¿Cuál es la tienda de Jesús?

 Ciertamente está en  la tienda de la reunión que son los templos de todo el mundo en donde siempre le encontramos,  si hay un sacerdote que le deja allí. 

Pero ¿hay alguna tienda especial en donde Él quiera estar?
El niño ya es templo de Dios
La respuesta es que Él quiere estar dentro del ser humano. Nosotros, cada uno, somos su tienda preferida, al menos Él lo desea.

 Nos hacemos su tienda el día del bautismo. Un niño bautizado es un niño en donde Dios habita como en un templo.

Entre las tiendas de los humanos, hay tiendas vacías y  tiendas derrumbadas  por los vientos del pecado.

 Pero también hay tiendas en donde se le abren las puertas a Jesús. Desde luego que hay que tenerlas limpias y adornadas. Si pecamos gravemente, el Señor se va. Sería una tienda de pecado y el pecado termina en muerte.
El demonio se va y el traje de la gracia está preparado


 Si pedimos perdón el Señor vuelve y nos restaura y, con Él,  todo termina en vida.

Hay que agradecer la conciencia de ser tienda de Dios hecho hombre. Con Él, aunque haya temporales “nada temo, porque Tú vas conmigo”.

¿Qué será de esas tiendas que llevan años sin Dios?
El año de la misericordia nos dice que hay remedio  para esas situaciones, porque Dios mismo ayuda a poner todo en orden y no hay situación imposible. Sólo  hay que abrir las puertas del corazón  con sinceridad a Dios que entra con    el perdón, que nos da la confesión.

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