Por Víctor M. Sánchez Lado
Párroco
PRÓLOGO
"Que niño más lindo me dio Dios". Con estas palabras se presentó una madre para pedir el bautismo para su tercer hijo. El padre de ese mismo niño comentaba que ese hijo llenaba el vacío que ya comenzaba a sentirse en casa al hacerse mayores los otros dos. Este gozo sincero y sencillo quisiera comunicarte con la lectura que vas a hacer a continuación y que te ofrezco para que comprendas la grandeza el DON DEL BAUTISMO.
El construir una familia EN CRISTIANO es hoy una aventura llena de alicientes, para la que se necesita una personalidad muy libre e independiente, capaz de las más sorprendentes rebeldías frente a los convencionalismos de la aburrida sociedad del bienestar.
Dedico este trabajo a mi madre, que siempre animó a los matrimonios jóvenes a apreciar el don de los hijos, para que lo siga haciendo desde el Cielo.
BAUTISMO
Enhorabuena, habéis tenido un hijo en la familia y ahora queréis bautizarlo. La comunidad cristiana -la Iglesia- os recibe con gran alegría porque se acrecienta el número de los bautizados en Cristo. Pero, ¿Qué es bautizar? ¿Para qué sirve el bautismo? ¿Qué cambia en el niño? ¿Qué significa esa expresión "bautizados en Cristo"?
UN SOPLO SALUDABLE DE PRIMAVERA
La casa entra en revolución con la llegada del hijo. Ya no es todo como antes. Todo va adquiriendo un nuevo ritmo, el hijo que ya ha llegado va poniendo en movimiento muchas cosas, entra en casa un nuevo despertar, un aire fresco de primavera. Hay en casa una nueva imagen de Dios, aunque mientras no se bautiza está muy lejos de ser lo que tiene que ser.
¿Cual será el futuro de ese hijo?- Es todo un libro en blanco el que se nos ofrece, pero sin duda ese hijo entra en los planes de Dios con respecto a él mismo y con respecto también a sus padres.
La presencia de un nuevo hijo en casa es un motivo más de santidad para sus padres porque es una nueva ocasión de sacrificios, ejercicio de virtudes y de responsabilidades.
Ser padre hoy lleva consigo sinsabores y dificultades, al mismo tiempo que alegrías y satisfacciones. Vuestros hijos son vuestro tesoro aunque tengáis negocios de millones. Os quieren mucho aunque a veces les resulte difícil expresar ese amor.
El Amor a Dios, el amor mutuo y el amor a los hijos, fortalece el matrimonio y ayuda a la fidelidad. Bienvenido ese hijo, bendito sea.
NECESIDAD DE BAUTIZAR
La ley del bautismo ha sido impuesta por Dios a todos los hombres, de tal manera que, si no renacen para Dios por la gracia del bautismo, serán engendrados por sus padres, sean fieles o infieles, para la desgracia y muerte eterna. Las palabras del Evangelio son tajantes: quien no renaciere por el bautismo del agua y la gracia del Espíritu Santo, no puede entrar en el Reino de Dios. El bautismo de agua es sustituido por el de sangre o el de deseo, en el caso de imposibilidad de recibirlo.
Esta necesidad está fundamentada en el daño real, verdadero y palpable que nos ha hecho el pecado original, y que a veces queda oculto a nuestros ojos por esa falta de fe que lleva a pensar solamente en los bienes materiales, olvidando los bienes más valiosos del espíritu. Este daño es superado por el BAUTISMO, que borra ese pecado original y nos da una vida nueva, que también es real y auténtica, no un cuento de la infancia.
La gracia que nos da al bautismo, es útil para la vida diaria, de ella nace el optimismo, la superación, la alegría...si se sabe aprovechar. El bautismo nos da, además, la seguridad de que Dios es nuestro amigo, de que nos ofrece su amistad y de que esta amistad no se rompe nunca - en esta vida- definitivamente, pues, aunque por desgracia el cristiano pueda ofender a Dios, si embargo Dios siempre será su amigo, mientras permanezca en esta tierra.
El pecado hace esclavos, el bautismo engendra hijos. Esta filiación divina, bien vivida, da paz, serenidad, alegría...rompe las barreras entre Dios y nosotros: los intereses de Dios y los nuestros son comunes. Nosotros nos interesaremos por las cosas de Dios, pero Dios también se interesará por todo lo nuestro, cuidará de sus hijos a través de la suavidad maternal de la Santa Iglesia que nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. También, por ser hijos, somos herederos: los bienes que tiene Dios y que lo hacen infinitamente feliz, estarán a disposición del hombre que se salve.
El bautismo, por tanto, siembra en el alma la semilla del cielo, la semilla de la felicidad, para introducirlo en su momento, definitivamente en el cielo, en donde poseerá la felicidad completa.
INCORPORAR
Es ésta una palabra clave; quizá nos suene de usarla cuando decimos de alguien que se incorpora a filas. Queremos decir que se alista en el ejército y que sin dejar de ser de sus padres, empieza a pertenecer a un nuevo colectivo y recibe órdenes de otras personas y persigue otros fines. Es una nueva vida.
En sentido semejante se usa esa palabra cuando se aplica al bautismo y se dice que nos incorpora a Cristo y también que nos incorpora a la Iglesia. La incorporación a Cristo también se significa con otra imagen: Nos injerta al cuerpo de Cristo, que es un algo más que alistarse.
Se trata de un comienzo de unión con Cristo. Es un punto de partida, un principio cuya plenitud se irá consolidando, quizá con altos y bajos, a lo largo de la vida y tendrá todos sus plenos efectos en el Cielo.
Las consecuencias de esta incorporación son: ponernos a las órdenes de Cristo nuestro nuevo AMO ( lo hacemos mediante la oración, momento en que Cristo nos hace ver su voluntad, nos da sus órdenes concretas) y nos incorpora a todos los intereses de Cristo y por tanto nos lleva a tratar de entregarnos gustosamente a extender el Reino de Dios, pues Dios quiere que todos los hombres se salven.
LA TRANSFORMACION INTERIOR
El bautismo llega a lo más íntimo de nuestro yo, nos transforma interiormente barriendo la vieja levadura del pecado (el original y cualquier otro que haya ) e infundiendo la gracia que convierte esa cabaña interior en hermoso castillo-fortaleza embellecido con las virtudes de la fe, esperanza y caridad, y ese lugar, antes habitado por el pecado, ahora se convierte en templo vivo del Espíritu Santo.
Nos hace pasar de un reino de tinieblas a un reino de luz y de amor.
Esa transformación, nos hace santos, hijos de Dios y herederos del cielo. Es tal el cambio que se opera en el alma del que se bautiza, que hay más diferencia entre un alma de un bautizado y otra que no lo está, que entre un mono y un hombre.
SIGNIFICADO
El significado de la palabra bautizar es sumergir en el agua, lavar, pero el significado completo viene 1º de las imágenes del bautismo tomadas del Antiguo Testamento, 2º de la consideración del significado del bautismo de Juan el Bautista que Cristo aprueba con su presencia, y, 3º de los nombres que se le fueron dando al hecho de bautizar.
1º En el Antiguo Testamento estaba prefigurado el bautismo. Hay toda una historia de Dios que salva. Esta historia se hace presente en el bautismo. En esa historia hay unos hechos más significativos y directamente relacionados con el bautismo, que son: el paso del Mar Rojo, la curación de la lepra de Naamán el sirio, el diluvio universal, después del cual Dios asegura su amistad perpetua. Estos acontecimientos nos hablan de la liberación de la esclavitud, de una purificación y de una vida nueva en amistad con Dios.
2º Para entender el significado del bautismo tiene mucha importancia el bautismo de Juan que Jesús aprueba con su presencia. Este era un bautismo de penitencia, es decir, que era el signo, la marca visible de una declarada voluntad de cambiar de vida. Nada más, pero eso era ya enorme. En la enseñanza de Juan, el bautismo estaba ligado a una transformación moral completa; entrar en el agua era declarar que se quería hacer penitencia y que se arrepentía uno de sus pecados. Y así, parece que aquel bautismo no se administraba más que una vez, como iniciación a una vida enteramente nueva.
En nuestro bautismo no sólo hay un deseo de cambio, sino que Dios produce internamente un cambio real, quitando el pecado y dando la gracia. A este cambio ha de colaborar el bautizado esforzándose en imitar a Jesucristo, cumpliendo los mandamientos especialmente la ley del Amor fraterno.
Respecto a lo 3º: estos son los nombres que, sobre todo al principio, se le dieron al hecho de bautizar: Sacramento de la fe, iluminación, purificación. En nuestros tiempos también se le llama cristianar, y algunos de un modo impropio y poco teológico dicen que "vamos a ponerle el nombre". Detrás de cada una de esas palabras hay una realidad que quiere resaltarse, que lo indican muy bien las mismas palabras.
También el bautismo tiene en ese acto, un pasado que indica curación, purificación, luz, y un futuro a corto plazo: un compromiso inmediato con el reino de Dios y un futuro a largo plazo: Ver en el Cielo a Dios tal cual es.
No es suficiente el estar bautizado para salvarse: hay que comprometerse viviendo como cristiano. Es así como para ser universitario no es suficiente matricularse en la universidad, hay que ir a clase, estudiar...
LA PROMESA
El que se bautiza, acepta la promesa de Jesucristo y acepta sus mandamientos. )Cual es esa promesa?- no es un puesto de trabajo, ni bienes de esta vida, es nada menos que LA VIDA ETERNA, ver a Dios cara a cara, algo realmente increíble y no exigible por el hombre, pero que Dios ha querido concedernos gratuitamente.
Esta promesa mantendrá al cristiano en una tensión de odio radical al pecado especialmente el mortal que frustra no sólo los planes de Dios sino la propia vida llevándola al fracaso total. Por eso Santa Teresa dice que hay que temer al pecado mortal como al mismo fuego. Al mismo tiempo esta esperanza de VIDA ETERNA empeñará al bautizado a vivir en gracia - la gracia Santificante - y a crecer en ella.
PREPARACION
Al principio del cristianismo, para bautizar, sólo se exigía una profesión de fe que se podía resumir en una sola frase, la del centurión al pié de la Cruz: "Verdaderamente éste era Hijo de Dios".
Es decir, sólo se exigía reconocer a Cristo como Dios y hombre verdadero.
Pasado el tiempo, vista la triste experiencia de los que se "doblaron" ante la persecución, la Iglesia fue más cauta y exigía una preparación más prolongada que se llamó catecumenado.
Ahora, tiempo en que la mayoría de los que se bautizan son niños, se hace el bautismo en la fe de los padres y de la Comunidad que acogerá esa criatura a su cuidado, al menos ambiental. Al llegar al uso de la razón se le explica al niño poco a poco lo que ha recibido y los compromisos que ha adquirido y que él debe ratificar libremente. Esta explicación se da primeramente en la familia, pequeña iglesia, haciéndole conocer y entender según sus posibilidades el Padrenuestro, el credo y los mandamientos, y luego se profundiza en una catequesis que debe ser permanente y adaptada a las edades y que generalmente se dará en las parroquias u otros centros.
CONTRA CORRIENTE
El niño ha sido bautizado en Cristo, es decir sumergido en Cristo, bañado, empapado... con todo eso se indica una perfecta compenetración entre Cristo( su doctrina, su amor, sus ansias...) y el bautizado. Se puede comparar a lo que nos pasa cuando nos cuenta un amigo un profundo disgusto o alegría que nosotros lo hacemos nuestro, lo interiorizamos, lo compartimos, sufrimos y nos alegramos con él. Es tal la unión con Cristo que el cristiano es Cristo.
Esta unión tan íntima con Cristo (estar bautizados en Cristo) nos compromete, como es lógico, a una renuncia al pecado y a una vida según el Evangelio, es decir a una vida moral y religiosa, que es la grandeza y victoria del cristiano sobre el mundo que camina en otro sentido. Por eso el cristiano tendrá que caminar contra corriente, aceptando las limitaciones que impone nuestra fe, pero que nos mantienen en el camino de salvación.
Algunos ejemplos: El cristiano, porque aprecia y valora su ser hombre nuevo, no podrá asistir a ciertos espectáculos, ni podrá leer ciertos libros y revistas, ni podrá abortar ni usar anticonceptivos...pero en eso estará precisamente su eficacia transformadora del mundo, en ese ir contra corriente.
ANTES DEL BAUTISMO
Buscar el nombre. Debe buscarse un nombre que nos recuerde las virtudes cristianas y nada mejor que el nombre de un santo que luego al conocer su vida se tratará de imitar. Por otra parte ese santo será también el abogado que defienda al que se bautiza así en la vida espiritual como corporal. Se han de evitar especialmente los nombres que no son dignos de perpetuar su memoria.
Los padrinos. Han de reunir las condiciones que señala el derecho canónico, a saber: bautizados y confirmados, mayores de 18 años y de buenas costumbres.
La confesión. El día del bautismo casi siempre se distingue con una pequeña e íntima fiestecita. Eso se hace porque aquel niño ya es hijo de Dios, (está en GRACIA!. Es lógico, que los padres que saben esto, también ese día estén en gracia y puedan comulgar. Será el mejor modo de agradecer a Dios el gran regalo que les hace, de ahí que sería muy bueno que buscaran, con tiempo, confesarse, para prepararse a tan gran acontecimiento.
EL DIA DEL BAUTISMO
Cosas prácticas:
haber leído el ritual, quizá en la reunión con el párroco. | |
llevar el niño alimentado para que no llore. | |
se le hará una unción en el pecho, por tanto que lleve la ropita fácil de quitar por delante. procurar que el bautismo sea dentro de una misa de la parroquia, delante de la comunidad cristiana que rejuvenece al ver nuevos seguidores de Cristo y que, con alegría, le va a recibir. | |
participar en la Misa, especialmente si es domingo. Bautizar en domingo y no oír misa en ese día, sería como pedir a Dios un regalo con una mano y darle una bofetada con la otra. | |
participar conscientemente en el sacramento que se está confiriendo, dando las respuestas adecuadas y siguiendo los hermosísimos ritos. | |
renovar el propio compromiso bautismal.(¡somos bautizados, seguidores de Cristo!) |
UN PROBLEMA
Se trata de hablar de los hijos de aquellos matrimonios que no están perfectamente constituidos, es decir que están divorciados, o no están casados por la Iglesia o los hijos de soltera.
¿Pueden bautizar? ¿Tienen derecho al bautismo? ¿Qué decir sobre el tema?
Creo que es aconsejable un diálogo sereno y también sincero, con el párroco a donde pertenecen. Hay razones por ambas partes que se deben tener en cuenta y exponer con calma, y después de ese diálogo, lo más seguro es que se salven los distintos puntos de vista.
No es bueno ocultar la situación como a veces ocurre sino que conviene hablar para ver los distintos puntos de vista. De todos modos han de tenerse en cuenta estas consideraciones:
- Los divorciados no pueden comulgar en la Misa, mientras siga esa situación.
- Pueden y deben escuchar la Palabra de Dios y hacer oración. Los baches se superan en un ambiente de oración.
- Debe intentar buscar una solución para arreglar su situación ante Dios. El matrimonio civil indica una cierta seriedad, pero no soluciona el problema de conciencia.
- Los padrinos deber ser elegidos cuidadosamente en estos casos, para que ellos, con su buen ejemplo y con su palabra, suplan la necesidad de modelos de vida que tiene toda persona y que los niños no van a encontrar en sus padres.
EL LENGUAJE DE LOS SIMBOLOS
| Dios bendiga a los padres que han entregado un hijo a Dios. Empieza ya a pedir su vocación, acumula sobre él muchas oraciones que ninguna de ellas se perderá. Pon toda la ilusión y cariño que puedas en su educación especialmente en estos primeros años. La casa podrá caer en algún inesperado terremoto, pero esos fundamentos siempre quedarán y seguramente se seguirá edificando sobre ellos. |
EL NÚMERO DE HIJOS
Los obispos de España, en reciente documento han denunciado "la mentalidad tan extendida anticonceptiva y, en consecuencia, a la extrema limitación de la natalidad programada desde el puro interés egoísta de la pareja, sin atender al valor moral de los medios empleados para su regulación responsable, ni a las consecuencias que se derivan para los hijos, cuando el número es mínimo, y aún para la misma sociedad, cuando las nuevas generaciones no pueden asumir el cuidado de sus mayores, agobiadas por el peso de la pirámide de edad ".
En una entrevista a la Madre Teresa de Calcuta le preguntan: ¿No piensa que el aborto es la consecuencia extrema de una mentalidad anticonceptiva?
Sobre esta materia la Iglesia buscando el bien y la felicidad de sus hijos aconseja la paternidad responsable. No es natalista a toda costa, sino que enseña que cuando hay razones graves se pueden espaciar los nacimientos, pero por métodos naturales que no ofenden al Creador ni van contra la naturaleza de la sexualidad."Los anticonceptivos son un mal porque se usan para matar la posibilidad de dar vida. Esterilización y anticoncepción son males que destruyen la vida. El aborto destruye la vida y los anticonceptivos quitan la posibilidad de dar la vida en las madres...un madre destruye el poder de dar la vida, de tener un niño, la capacidad de amar... y no doy jamás un niño en adopción a una familia que ha hecho cualquier cosa por no tenerlos, como la esterilización u otras cosas por el estilo, no se lo doy jamás. Doy niños sólo a una familia que por problemas naturales no ha podido tenerlos."
EDUCAR A LOS HIJOS
No basta con tener hijos, hay que educarlos. Y para educar a los hijos hay que sacrificarse mucho...después vendrán los frutos que serán el consuelo y gozo de la madurez y vejez de los padres que siguen triunfando en sus hijos.
La educación tiene muchos aspectos, señalemos algunos:
enseñar a hablar, a conversar, a hablar en público | |
a comer, a vestirse con gusto, a comportarse en la mesa y en el juego. | |
enseñar a hacer y recibir regalos, a escribir, a tratar a los amigos. | |
enseñar a divertirse, a organizar el tiempo libre | |
saber saludar, presentar a un amigo, hacer una petición. | |
escucharles y saber escuchar. |
Y tantas cosas más. Sobre esta materia hay muchos estudios y muy interesantes que los padres, que aprecian la educación y mejora de sus hijos, debieran consultar. Estos temas debieran llenar las conversaciones de muchos padres y debieran ser materia de charlas de expertos y diálogos orientativos.
La Primera Comunión. Guía práctica para los padres
Muchos padres cada año se plantean la Primera Comunión de sus hijos, quieren que la hagan, los traen a la parroquia y, con ilusión, y, a veces también , como si fuera una carga, se ponen a preparar este acto. Este acontecimiento, que afecta tanto a la vida del niño, está sufriendo un proceso de reduccionismo: para algunos es un día al año y es una Misa un poco más solemne y una comida que gasta el presupuesto de unas buenas vacaciones. Este es uno de los problemas, pero se podrían señalar más.
Sin embargo hay muchas cuestiones que tratar y momentos hermosos que vivir, y a esto viene esta GUIA PRACTICA para padres que se hallan en estas circunstancias.
No sigas leyendo estos apuntes si eres amigo de la improvisación o si crees que todo esto de la Primera Comunión, es cosa de niños o de mujeres que no tienen nada que hacer.
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En una ocasión se presentaron en mi despacho unos feligreses nuevos que venían de Barcelona para hablarme de su niño que estaba en edad de prepararse para la Primera Comunión, y me dijeron: "nosotros ya nos hemos preparado un año, ahora le toca al hijo". Me explicaron que en Barcelona, antes de preparar a los niños, tienen los padres una año de preparación con reuniones semanales junto con otros padres.
No cabe duda que en este asunto, igual que en otras cuestiones educativas, lo primero son los padres. De ahí parte la eficacia de algunas comuniones y el fracaso de un tiempo de esfuerzo.
No cabe duda que en este asunto, igual que en otras cuestiones educativas, lo primero son los padres. De ahí parte la eficacia de algunas comuniones y el fracaso de un tiempo de esfuerzo.
Hay de todo, pero cada día llegan más niños sin saber rezar. No sólo no saben las oraciones, sino que nunca las han rezado. Son pocos los que han visto una misa y aun hay algunos que no saben lo que es una iglesia por dentro.
Lo más seguro es que los padres alguna vez han rezado con sus niños o los han llevado a una misa, pero ya sabéis el refrán una mosca no hace verano. No basta con hacer esas prácticas un par de veces: DEBE SER UN HABITO que requiere repetición y muy variadas explicaciones sobre todo de VISTA. Han de VER a los mayores cómo se comportan, principalmente han de ver lo gozosos que van a Misa, la alegría y el recogimiento con que rezan, y cómo vuelven llenos de paz y propósitos buenos de mejora. Eso sí que es una buena explicación al alcance de los niños, aun de los más pequeños.
Me contaba una religiosa cuyo oficio era cuidar a ancianos - que son doblemente niños -, que estos ancianos frecuentemente estaban idos, con graves deficiencias mentales, que no entendían nada, pero, me decía, todos entienden si se les quiere o si se les trata con indiferencia. Pues esto también lo notan los niños, y no está el cariño en caricias en las que muchas veces nos buscamos a nosotros y no a ellos, sino en dedicarles tiempo, paciencia y atención real a sus necesidades.
A principio de curso llegan los niños de la mano de sus madres con un poco de miedo y con mucha ilusión. Recuerdan la vieja escena de Jesús que es también llevado al templo todos los años por María y San José. En nuestras catequesis, a veces con demasiada frecuencia, falta "San José", a quien el párroco con bastante dificultad conoce el día de la Primera Comunión porque se pone al lado de aquel niño y porque se maneja con dificultad en las ceremonias de la iglesia. Sería bueno que viniera a VER A SU HIJO, ver y disfrutar de sus progresos, ver cómo se mueve por el templo, cómo se relaciona con los demás niños y con el catequista, conocer de primera mano sus avances o sus dificultades. Este sí sería ser algo más que un padre biológico.
Juan Pablo II en 1979 decía estas palabras que son un grito a los padres": Padres: amad a vuestros niños, respetadlos, edificadlos! ¡Sed dignos de su inocencia! Ellos tienen necesidad de amor, delicadeza, buen ejemplo, madurez ¡No los desatendáis ! no los traicionéis !"
Una persona que siempre estuvo entre niños al leer estas reflexiones me ha dicho que debiera endurecer, más todavía, todo lo referente a la responsabilidad de los padres. Digamos, aun a costa de perder algunos lectores: es una obligación grave de los padres acompañar a sus hijos siempre, pero de un modo todavía más especial en estas circunstancias. No basta con tener hijos, eso -perdón- también lo tienen los animales, hay que educarlos, y parte fundamental de esa educación es enseñarles la verdad de Dios, la verdad del hombre, la verdad de Jesucristo. No pueden quedarse tranquilos, los padres, con reñirles cuando molestan, creyendo que eso es educar. De estas omisiones, no sólo darán cuenta a Dios - tendrán que confesarse de ello con mucha frecuencia -, sino que verán sus consecuencias amargas ya en esta vida.
En esta materia no están de acuerdo los pastores y hay variadas experiencias. El criterio que se me ocurre más acertado es el de no fijarse demasiado en el tiempo de preparación ni en la edad, sino más bien en el aprovechamiento. Que el niño se dé cuenta de lo que hace y que comience a tener hábitos cristianos de orden, sinceridad, obediencia, alegría, participación etc.
Unos padres modernos tienen que ser unos padres con ideas, sabiendo las muchas cosas que pueden inventar para ayudar a sus hijos desde la base, desde los comienzos.
Se pueden inventar cosas y tener mucha iniciativa, pero también hay que aprovechar y aprender de la experiencia de los demás.
Qué cosas pueden hacer los padres
Vamos a hacer una lista :
- traerlos a la catequesis y conocer su catequista. Tratar de saber la opinión y el punto de vista del catequista que lo conoce desde otra perspectiva.
- Enseñarles alguna oración que sea como de la familia, p.e. cuatro esquinitas, con Dios me acuesto, al ángel de la guarda y otras (no muchas, pero sentidas). No se trata de que se pongan a estudiarlas, sino de que las recen, unas veces con el padre y otras con la madre y, a fuerza de rezarlas, se les quedan.
- poner, con ellos, flores a la Virgen. He visto también a algunos padres que cuando les llevan a la misa , cuando llega la colecta les dan a ellos el dinero para que lo metan en la bolsa. Puede ser ese un buen modo de iniciarles en la participación. Otros les enseñan a comportarse en la iglesia, con el sacerdote, con el catequista etc.
- contarles historias bíblicas, p.e. la creación, Caín y Abel, el diluvio, la historia de José vendido por sus hermanos, la historia de Tobías, de Job etc. y luego las parábolas y milagros del Evangelio. Estos pueden leerse todas las noches y comentarlos con los mismos niños.
- la señal de la cruz que es una costumbre de raigambre española. Cuando queremos decir que alguien no sabe nada de religión solemos decir que no sabe "ni la señal de la Cruz".
- enseñarles a bendecir la mesa. Pueden leerla y les hace mucha ilusión a los niños.
- llevarles a ver la iglesia parroquial o a la iglesia de los abuelos cuando no hay ningún acto, para que puedan observarla con detención. Podrían incluso tratar de dibujarla que es la mejor manera de fijarse en los detalles. Me contaba un policía que en una ocasión habían robado un crucero en una parroquia y no se pudo recuperar a pesar de aparecer uno que podía ser aquel crucero porque, aun viéndolo todos los días, no eran capaces de dar detalles de sus diversos dibujos.
- hablar católicamente , y habla así el que domina la lengua, el que trata a los demás, mayores o menores, con interés, con cariño y consideración. El que calla con buena cara, cuando la ira u otra pasión nos hace perder la serenidad. También habla católicamente el que utiliza esos modos de decir tan cristianos: Adiós, gracias a Dios, si Dios quiere, con la ayuda de Dios, buenos días nos dé Dios (y la Virgen) etc.
Podríamos resumir su papel en estas palabras: preguntar, sonreír, tener detalles materiales. Un buen detalle material es regalarle un Nuevo Testamento, que le puede acercar a un conocimiento directo de nuestro Señor. También pueden acompañarles a algún acto religioso y explicarles , con gracia, cosas que el niño no entienda.
A veces los padres tienen poco tiempo y poca paciencia, pero están los abuelos con abundancia de esos ingredientes. Si se empeñan, podrían enseñarles muchas cosas prácticas a los niños, de las que siempre se recordarán. No es de despreciar su colaboración. Recuerdo un abuelo que delante de mí le explicó a su nieto que en la comunión recibía a Dios. Se lo dijo con tal fuerza y convencimiento que dudo que lo haya olvidado. TAMBIEN sé de varias abuelas como le inculcaban a sus nietos la sinceridad en la confesión " tes que decir todo", y no cabe duda que a la hora de confesarse les habrá ayudado el consejo sencillo pero seguro.
En todas las parroquia se fomentan estas reuniones que tienen como objetivo sensibilizar a los padres a las celebraciones religiosas que se avecinan , intercambiar opiniones acerca de los niños, ver lo que se le enseña en el catecismo y planes al respecto, y otras cuestiones prácticas como el uso del vídeo, las fotos , la colocación de los niños, las flores etc.
Estas reuniones van haciendo la parroquia, establecen un conocimiento mutuo entre los feligreses que a lo mejor son vecinos pero no se hablan y también crean una relación de amistad con el párroco haciendo un mayor ambiente de familia tan provechoso para que la Palabra de Dios arraigue en el alma.
A los niños les enorgullece que sus padres participen. Recuerdo a un niño muy espabilado que había estado "trabajando" a sus padres para que comulgaran el día de su primera comunión. Al terminar la Misa le felicité porque habían comulgado los dos, o al menos eso me pareció a mí, pero él me dijo: mi mamá si, pero mi papá no comulgó. Ya lo hará..., le dije yo, y con esa esperanza se quedó.
Para hacer la primera confesión, a la que tienen derecho, no tienen que esperar a los días anteriores a la Primera Comunión. Pueden hacerla cuando quieran y sepan hacerla, y, si lo exige su alma pueden hacerla sin pedir permiso a nadie, y el sacerdote debe atenderles. Quedan siempre tan felices que el confesar por primera vez a los niños es una de los trabajos más gozosos de los párrocos.
En una ocasión un niño quedó tan contento de su confesión que hizo al anochecer, unas semanas antes de la fecha de su Primera Comunión, que ya quería comulgar en aquel momento y así lo manifestó. Sucede que un alma en gracia siente el poderoso atractivo de Jesús, así como el que está en pecado mortal, enemigo por tanto de Dios, difícilmente es capaz de estar - con sosiego- en una Misa. ¿cómo va a estar a gusto con quien no es su amigo?
Sin embargo es muy bueno que los padres ayuden en esos momentos a resolver posibles dificultades o miedos (generalmente contagiado por los mayores). La presencia del padre o de la madre y su interés por lo que están haciendo, lo agradecen mucho los niños. A veces tienen dudas de si algo es pecado o no, o les falta confianza en el confesor, y ahí tienen que intervenir los padres.
Hay que decirles siempre la verdad para que vayan formando bien su conciencia y sepan distinguir el bien del mal y graduar la gravedad de sus pecados, no por el sentimiento sino por lo que dice la ley de Dios, los mandamientos.
Hay que decirles siempre la verdad para que vayan formando bien su conciencia y sepan distinguir el bien del mal y graduar la gravedad de sus pecados, no por el sentimiento sino por lo que dice la ley de Dios, los mandamientos.
La base de la confesión de los niños, no es tanto el estado de culpa en el que pueden hallarse, cuanto la finalidad formativa y pastoral, es decir: educarlos, desde su más tierna edad, para el espíritu cristiano de la penitencia, en el crecimiento del propio conocimiento y dominio de sí mismo, para que alcancen el justo sentido de pecado, incluso del venial y en la necesidad de pedir perdón a Dios y, sobre todo en el abandono confiado y amoroso en la misericordia del Señor.
Los grandes amores de un cristiano son: Cristo, María y el Papa. Esto hemos de cultivar en el corazón de los niños con todos los detalles e iniciativas que nos sugiera nuestro amor por ellos. De ahí la importancia de vivir bien la Navidad o la Semana Santa, las fiestas marianas y el conocer cosas del Papa.
- Ser valientes: decir la verdad
- Vivir en gracia: antes morir que pecar
- Ser participativos: eso desarrolla la personalidad
- La familia es algo grande: amor sacrificado por la propia familia.
En casi todas las parroquias se les ofrece a los niños un mes o unos días de preparación intensiva, de repaso y afianzamiento de los conocimientos básicos así como de la práctica e incorporación de aquellas cosas que van aprendiendo. Es un verdadero entrenamiento hacia la vida cristiana. Este tiempo suele variar de un sitio a otro, pero se ve la necesidad de un "algo más", cuando ya se van acercando los momentos de la Comunión.
En este tiempo los niños aprovechan mucho porque ven que las cosas ya van en serio y él también se las toma con mucho interés, es un tiempo provechosísimo y gozoso pues los avances que se notan en los niños son bien visibles generalmente.
- Deben saber y entender según su capacidad las verdades que son necesarias con necesidad de medio para salvarse: Que Dios existe, que es remunerador, que el Hijo de Dios se hizo hombre para salvarnos.
- Debe saber también lo que va a hacer: que es confesarse y como hacerlo, y qué es la comunión -distinguir el pan eucarístico del pan corriente-, la preparación que requiere y sus frutos.
En este momento, ya próxima la Primera Comunión, se empiezan a concretar todos los detalles y, sin olvidar lo dicho anteriormente, los padres empiezan a preocuparse de las cosas materiales. Hay que tener todo a punto para hacer una buena celebración.
En estas circunstancias hay que decir que las conversaciones de casa no han de girar exclusivamente sobre estas cuestiones materiales. Sería un fraude para el niño hacerle creer que lo importante van a ser los regalos o la comida. Eso se evitará si se hace ver la relación de lo material con el acontecimiento espiritual impresionante e increíble que va a tener lugar en el niño y en la familia: LA COMUNION. CRISTO MISMO EN MI ALMA.(la relación es fácil: el traje es para recibir con dignidad también externa al Señor, y es imagen del alma limpia y sin arrugas, las fotos son para recordar siempre ese momento y no dejar que se olvide- cuantos lo olvidan a los pocos días, indicando con eso la hipocresía que tuvo aquella celebración, mas bien que la falta de memoria-, la comida es un modo de reconocer la alegría que es recibir al Señor).
El traje, las fotos, la comida debe estar en servicio y para el bien del niño, no para los padres o amigos. Sin embargo, todos se verán ampliamente compensados por la felicidad y por la responsabilidad del niño. Da gusto ver a esos niños que no hacen caso a las fotos sino a Jesús, que no están pendientes de sí mismos sino de vivir el momento para el que se prepararon durante tantos meses.
Estas cosas externas no pueden acaparar la atención y distraer al niño de lo importante. A veces hay padres que todo lo centran en el video quizá para presumir ante sus amigos y le importa menos la piedad del hijo. Tienen que rectificar sus criterios y ser más profundos.
En una ocasión vi como una niña, la víspera de su Primera Comunión, se acercaba con varias amigas a la iglesia en donde iba a re6cibirla, visitaba con calma al Señor y miraba detenidamente el sitio en donde se iba a colocar, las flores, el altar...( cómo disfrutaba !. Me imagino lo mucho que le habrá gustado al Señor aquel detalle.
Quizá esa podría ser una buena sugerencia a hacer a los niños.
Empiezan a llegar los regalos... ¿Cómo se recibe un regalo?
Se abre el envoltorio nada más recibirlo, se observa y se agradece, nunca se hace un comentario negativo. Quizá el niño, como muestra de este agradecimiento puede prometer al que se lo hace que va a pedir por él en la comunión. A muchos, eso le compensará y alegrará abundantemente.
Se abre el envoltorio nada más recibirlo, se observa y se agradece, nunca se hace un comentario negativo. Quizá el niño, como muestra de este agradecimiento puede prometer al que se lo hace que va a pedir por él en la comunión. A muchos, eso le compensará y alegrará abundantemente.
Puedo deciros que los sacerdotes después de los muchos desvelos que nos tomamos por los niños y padres a lo largo del año, nos sentimos bien pagados por esas oraciones inocentes de los niños en la seguridad de que suben derechitas al Cielo.
Los hermanos mayores han de estar implicados en toda la fiesta. Son como los modelos y ángeles custodios de sus hermanos más pequeños. Los pequeños miran con orgullo a los mayores, desean ser como ellos - por eso siempre deben darles buen ejemplo-y ven en el interés que muestran por ese acontecimiento una real y sincera muestra de cariño.
Sería muy bueno que en la misa se encargaran del servicio de orden, de hacer las lecturas, de acompañarles al ensayo y a la confesión y de confesarse ellos también. No hay nada más aburrido que un hermano mayor detrás de una columna e indiferente ante lo que ocurre.
Ese día todos deben estar de Fiesta, todos deben de preocuparse para que las cosas estén a punto y ha de notarse en casa un aire de servir.
Hay padres que dejan para última hora el confesarse, el ir a la peluquería, el planchar el traje etc, y no hacen más que correr y tropezar y...enfadarse, un día en que no se debería dar nada que ofenda a Dios.
Los niños han de llegar a la iglesia, junto con sus padres, un cuarto de hora antes de la celebración, de punta en blanco y con sosiego. No soy partidario de esos padres que vienen en mangas de camisa y descuidados, haciéndose los malos, o que quedan fuera de la iglesia dejando a su hijo huérfano, sabe Dios por qué motivos. Tampoco me parece que hagan bien algunas madres que vienen de "vaqueros" o vestidas con poca modestia o con trajes más propios de una boda o una fiesta de noche. Cada cosa tiene su momento apropiado.
La acción de gracias de la comunión ha de ser intensa, sin vídeos ni fotos, con recogimiento externo e interno, con piedad y con toda la calma del mundo.
La comida: He asistido a algunas comidas de Primera Comunión en donde había un aire de familia, se traía a comer a los amigos del hijo que le acompañaban en todo momento y le agasajaban. Sin embargo no siempre es así. Algunos toman como modelo las comidas de bodas, y copian cosas que en las bodas caen bien, pero en una Primera Comunión son de mal gusto. ¿Qué se podría hacer? Los padres y los hermanos mayores tienen que discurrir un poco, pero podría dedicarse al niño una o varias poesías cortas, hacer algún brindis, llevarle a la catedral o a la iglesia del pueblo a dar gracias y devolverle la visita a Jesús , firmar el álbum de fotos etc.
Los días y los meses después de la COMUNION, merecen capítulo aparte. Hay que mirar qué hacen los mejores padres de familia con sus hijos para que aquel crecimiento interior de los niños se mantenga, arraigue y se fortalezca. La fe y la vida cristiana del niño es como una velita encendida que se va a sacar a la calle y que si no se cuida quedará enseguida apagada.
Los niños, en general, están imponentes, da gusto ver lo majos que quedan. Basta cuidarles un poco y saldrán adelante con facilidad, pero por el contrario, si no se les sigue cuidando la vida espiritual , serán como un fuego que se apaga poco a poco, no porque se le eche agua sino por que no se le echa leña que le mantenga vivo. Hay quien desgraciadamente les "echa agua" con frases verdaderamente desafortunadas y que reflejan la herida profunda y sin curar que hay en el alma de algunos padres.
He visto a madres que el domingo siguiente -o por la semana- a la primera comunión se acercaban con su hijo a la misa y, ya sin trajes ni solemnidades, iban a comulgar. Si la comunión era importante la semana anterior, ahora que ha pasado una semana sigue siendo importante, aunque ya no haya aparato externo; así también la Sagrada Comunión se incorpora a la vida ordinaria. Nosotros ciertamente no somos dignos de recibirla, pero Dios es digno de que le recibamos.
Generalmente coinciden las primeras comuniones en tiempo de vacaciones, cuando el niño está tranquilo y sin agobios de estudios y pasantías, lo que es una ventaja. Pero para muchos es un gran bache, pues entre la playa y los campamentos y las visitas a la aldeas de los abuelos, pasan semanas y meses sin acordarse de su Amigo que les espera en los sagrarios y las misas de las iglesias.
Sería muy conveniente que siguiera comulgando y confesando durante el verano, para que arraigue todo lo que ha vivido en esos días felices en torno a la Primera Comunión, y, sobre todo, para que no pierdan la gracia santificante, cometiendo un pecado mortal al desobedecer un precepto grave de la Iglesia como es la misa de los domingos. Esta labor es competencia de los padres, que podrán comprobar que es muy fácil indicarle a los niños que vuelvan a confesarse y comulgar, y ellos lo harán con mucho gusto y sin ninguna dificultad.
Ya no tendrán que ir al catecismo durante el verano, pues en esa época no suele haberlo, pero han de desear volver cuanto antes y así seguir teniendo un beneficioso contacto con los catequistas y los compañeros de la parroquia. Decía una catequista, con bastante sentido común, que cuando uno hace "primero de EGB" en la escuela, pasa para segundo. No se marcha de la escuela creyendo que lo sabe todo. Puede ser este un argumento inteligible para los niños que les cuesta pasar al Cate de los mayores.
He encontrado muchos niños por la calle que habían hecho su comunión con mucho jolgorio de fotos y de fiesta y a veces con mucha prisa por hacerla y no volvieron por la iglesia en varios años. Me vienen a la cabeza bastantes palabras para decir a los padres, pero dejo que cada uno se examine y las ponga él mismo.
Las numerosas fiestas de la Virgen que hay en el verano , son una estupenda ocasión para llevarles a santuarios marianos e iniciarles en el amor a María. Son, esos santuarios, lugares de gracia que ofrecen la oportunidad gozosa de un encuentro con María en un ambiente alegre y familiar. También suele ser fácil confesar y comulgar. Juan XXIII recordaba, cuando era Papa, -y tenía más de 80 años- como su madre le llevó de niño a una ermita de la Virgen que estaba tan concurrida que no pudieron entrar, entonces le llevó por la parte de afuera y le subió en brazos a una ventanita que daba al altar y le decía "mira a la Virgen, mira a la Virgen". Nunca se le olvidó, y le seguía influyendo en su ánimo.
La perseverancia depende de la formación y de la verdadera amistad con Jesús. Si falta esto, pronto se vendrá por tierra el trabajo de muchos meses e incluso años. Parte importante de esta formación es el ejemplo de los padres: unos padres que viven con gozo la fe , están formando bien a sus hijos.
El seguir en la catequesis de los mayores les ayudará muchísimo. Todo ese roce con Jesús les va formando y afianzando en los principios y la práctica de la fe.
Recuerdo la serenidad de una madre ante la primera crisis de un incipiente ateo. Un domingo por la mañana el jovencito - apenas 11 años- se le planta a la madre y le dice: "No voy a misa". La madre no se inmutó y le preguntó: ¿Por qué? Entonces el chico se revolvía para explicarse, pero lo más coherente que dijo fue: "Me aburro en la Misa". Entonces, ella pasó al ataque y comenzó a preguntarle:
- ¿pides algo en la Misa ?
- Respuesta :No
-
- ¿das gracias ?
- Respuesta :No
-
- ¿te enteras de lo que Dios te dice?
- Respuesta :No
-
- ¿cantas o rezas con todos?
- Respuesta :No
-
- Pues, entonces, ¿cómo quieres que te guste la misa?
No hace falta decir que aquella primera batalla fue ganada por parte de Dios.
Otras madres se quedan tan tranquilas y cuando les preguntas cómo su hijo no va a misa, se justifican diciendo: "no quiere ir". Son esas madres permisivas que más adelante llorarán porque su hijo se enganchó en la droga o porque dejó de estudiar sin más, porque le costaba un poco aprobar, o ya nos les hace caso y les desprecia abiertamente, porque en su interior ya hace tiempo que les despreciaba, y todo porque se han limitado a contentar al hijo, dejarle hacer lo que le apetece y no decirle y razonarle la verdad que ellos - los padres- tienen, por experiencia y estudio. Cuando a los hijos les dicen la verdad, aunque vaya contra sus apetencias, ellos lo comprenden y lo aceptan tarde o temprano, y si esa verdad se apoya con el ejemplo gozoso de los padres, es muy difícil que los hijos se nieguen a incorporarla a sus planes y a su propia vida.
Después de la Comunión y, llevando un estilo de vida sacramental,, los niños van creciendo y van madurando, y ante las nuevas dificultades que les trae la adolescencia Dios les ayuda con un nuevo sacramento: la confirmación. Este sacramento ha de recibirse alrededor de los 14 años. Es una nueva y gozosa responsabilidad en la Iglesia: difundir y defender la fe con la gracia de Dios.
Después de la Primera Comunión ya empieza la preparación para este otro gran sacramento, completando así una etapa muy importante para su vida, formándose moral y cristianamente. A esto les ayudará la catequesis que se complementa con lecturas, charlas del párroco, retiros, confesión frecuente, asistencia a clubs de formación. Todo ello lo tienen muy presente los padres celosos del crecimiento interior de sus hijos.
No terminaríamos bien esta conversación con los padres si no habláramos de ese gran amigo que es EL LIBRO. Los libros bien escogidos hacen mucho bien a todos, por eso te recomiendo algunos:
- Nuevo Testamento
- Vidas de Santos (colección infantil muy adecuada). Codesal. Sevilla.
- la Colección juvenil de Mundo Cristiano.
- Biblia para niños.
- El trabajo de Pedro(en comic).
- Pablo I el grande (en comic).
- Francisco(niño vidente de Fátima).
- Jacinta(niña vidente de Fátima)
- Nuevo testamento
- La Vida devota (de San Francisco de Sales)
- La vida de María (Wilians) edit. Herder.
- Camino (de Escrivá)
- Surco ""
- La FAMILIA (Carta del Papa sobre la Familia, que en latín se dice: Familiaris consortio).
- Hablar con Dios (Francisco Fernández Carbajal)
Estos son libros de formación general. No tienen que ver directamente con la Comunión o la Misa.
* * * * *
Vive a fondo esta entrañable época de la PRIMERA COMUNION de tus hijos, disfruta de sus reacciones, corrige con bondad y con inteligencia sus caprichos, dale decididamente ejemplo, y habrás realizado con eficacia uno de los más agradables y bien pagados deberes de tu vida de padre. Pasarán los años y tus hijos seguirán viviendo de las experiencias acumuladas en este año de preparación y de realización de su primera experiencia importante de Dios. |
Vayan aquí algunos criterios al respecto:
- En la medida de lo posible hay que procurar que también estos niños lleguen a recibir la PRIMERA COMUNION.
- En la subnormalidad hay grados. En muchos casos, respecto a las cosas de DIos, son incluso privilegiados pues dada su gran inocencia creen sin deformaciones lo que le decimos de Jesús. Hay otros casos que no podemos saber qué es realmente lo que llegan a comprender. Darles la comunión es como poner en un copón la sagrada forma. Puede haber otros que claramente sea desaconsejable, pues pueden escupir la partícula o armar un espectáculo con sus gritos e incoherencias.
- Hay que recordar que la comunión se da a los bautizados a la edad de la discreción porque empieza a ponerse en peligro la gracia santificante que tienen por el bautismo, y entonces Dios viene en su ayuda con el alimento sobrenatural de la comunión. Por tanto el que no tiene ese peligro por no tener el uso de la razón, no necesita de la comunión.
- Y si los padres quieren hacer la fiesta, reunir a los amigos etc.?- Esa sería una utilización indebida de un sacramento, que no debe tolerarse ni en caso de los normales.
- En caso de polémica debe hacerse lo que está previsto en el derecho que es consultar con el Obispo y atenerse a lo que el diga.
- Dentro de la casuística puede darse el caso de que comulgue otro hermano, y a los padres les gustaría algo parecido con el niño subnormal. Habría que buscar soluciones, como que se acercara a la comunión y hacerle una señal de la cruz, darle pan bendito por el temor de que lo escupa u otra cosa parecida, , con tal que no se exponga al Santísimo Sacramento a profanación, aunque sea involuntaria.
En esta cuestión, debido a desacuerdos entre algunos párrocos y los fotógrafos, se han dado instrucciones concretas para regular el funcionamiento de este aspecto de las celebraciones. Hay que decir lo siguiente:
- La iglesia no es un estudio de TV ni de fotografía. Hay que aceptarla tal como es y no tratar de cambiarla.
- El centro de la atención no puede ser el fotógrafo y sus movimientos.
- Hay que respetar ciertos momentos, de un modo particular: la predicación del sacerdote y el momento de la acción de gracias después de comulgar el niños. En esos momentos no debe haber nada que distraiga la atención de los presentes. Durante la predicación porque sino sería inútil hacerla si están todos pendientes de salir en la foto o el video. Y durante la acción de gracias, porque el Señor está en el alma del niño y es El quien debe ser atendido con todo detalle.
- Los padres deben advertir a los fotógrafos que hablen antes con el sacerdote para que se pongan de acuerdo en relación con las características de la celebración, o, si ya saben las costumbres de la parroquia, deben comentárselas para evitar roces innecesarios.
- No proceden fotografías de grupos ante el altar. Son más propias de la calle en donde se puede hablar y bromear, cosa que desdice del lugar sagrado.
Es muy conveniente el mantener un ambiente de oración personal durante el tiempo de preparación a la PRIMERA COMUNION. TE ofrezco algunas oraciones que puedes aprender y repetir frecuentemente
"Dios mío, yo creo , adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman".
"Yo quisiera ,Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos."
- Si el niño está preparado, ya tiene libertad para hacer la comunión en donde quiera. No hay ley alguna que obligue a hacerla en determinado lugar. De hecho los párrocos certifican la idoneidad del niño sin ninguna dificultad cuando quieren hacer la comunión en otro lugar.
- No hay que guiarse por criterios de conveniencia material, sino por lo que sea mejor para el bien espiritual del niño .
- Es aconsejable que, si se preparó en la Parroquia, el mismo sacerdote que le preparó y le conoce sea el que le confiese. También sería conveniente que él mismo le diera la comunión y así lo sienten y desean muchos padres. Hay un precedente en Juan Pablo II , que en una ocasión le pidieron diese la comunión a los niños de Roma y se negó enviándoles al párroco que les preparó en sus parroquias. Esa experiencia de Cristo, tan importante y decisiva, es conveniente que se haga en la parroquia en donde luego seguirá viviendo su vida cristiana.
LOS GESTOS DE JUAN PABLO lI: UN IDIOMA UNIVERSAL
Al mundo, dicen, lo mueve las ideas pero son los santos quienes realmente lo hacen.
Por su cercanía pensemos, por ejemplo, cómo la beata Teresa de Calcuta ha removido
millones de corazones y les ha llevado no sólo a descubrir a los más pobres de entre los pobres, sino a enriquecerse ellos, y cambiar su vida dándose a ellos.
Por su cercanía pensemos, por ejemplo, cómo la beata Teresa de Calcuta ha removido
millones de corazones y les ha llevado no sólo a descubrir a los más pobres de entre los pobres, sino a enriquecerse ellos, y cambiar su vida dándose a ellos.
Hay muchos santos a nuestro lado; lo que sucede es que no hacen ruido. Juan Pablo 11 está tan alto que sí hace ruido. Su voz resuena y mucho, también sin pretenderlo; es tan luminosa su vida que de muy pocas personas se han hecho tantas semblanzas como de él. son conscientes de que pasará a la historia con el adjetivo de "Magno", "el Grande", o alguno semejante. Pero para muchos será, sobre todo, un gran santo que le ha dado al mundo la vuelta.
¿Se podría perfilar una breve semblanza de este Papa sólo con anécdotas? De cualquier otra persona quizá no, pero de Juan Pablo 11 creemos que sí. La razón está en que habla un idioma que es universal: el de los gestos. Cuando besa el suelo al llegar a un país imita al Santo Cura de Ars que besaba la iglesia a él confiada; si abraza a los niños está proclamando un rotundo sí a la vida; al acariciar a los enfermos está señalando el punto de apoyo para mover la humanidad; al ponerse a confesar personalmente en la Basílica de San Pedro todos los Viernes Santos está proclamando la necesidad de la confesión personal y auricular, como el modo elegido por Dios para perdonar los pecados; etc.
Según la revista Chi, el Papa está en el mundo porque su madre se negó a abortar. La revista decía a comienzos de 1998 que los médicos la aconsejaron "interrumpir el embarazo", es decir, abortar. Si Emilia Daczorowska, madre de Karol Wojtyta, no aceptaba, ponía su vida en peligro y la integridad del niño en ese su tercer embarazo. Pero la madre del Papa se negó a abortar dispuesta a sacrificar su vida por el hijo. El embarazo fue difícil pero el niño nació sano. Ella tuvo complicaciones de corazón y riñón y murió a los 44 años, cuando Karol tenía menos de 9 años.
Es significativo que quien firma la noticia publicada en la revista Chi sea Sor Lucía, la vidente de la Virgen en Fátima que tanta relación acabó teniendo con el Papa y que aún vive. El 18 de Mayo de 1920, en un día primaveral de un año en el que Polonia se abría a la esperanza tras la interminable Primera Guerra mundial, nació en Wadowice, cerca de Cracovia, Karol José.CUIDADOS DE LA PROVIDENCIA
La Providencia se muestra con cierto "descaro" en la vida del futuro Papa. Un día, a la salida del colegio, en otoño de 1930, cuando tenía por tanto 10 años y vivía Lolek sólo con su padre, ya que su madre acababa de morir y su hermano Edmundo concluía su carrera de Medicina en Cracovia, ocurrió el siguiente suceso. Solía comer Karol con su padre en el bar restaurante de los Banas, en Wadowice. Mientras jugaba, antes de comer, con Bogustaw, compañero de clase e hijo del dueño del restaurante, había un guardia local de seguridad que cuando bebía más de la cuenta solía, precavidamente, dejar la pistola con el seguro puesto en un cajón detrás del mostrador. En una de éstas, Boguslaw tomó el arma y apuntó en broma a Lolek, pero se le disparó inesperadamente el arma y la bala le pasó rozando la cabeza haciendo añicos una ventana ante el asombro de todos. Todo quedó en un gran susto.
Al acabar la guerra, los nazis, antes de abandonar Polonia, redoblaron la persecución contra el pueblo polaco, fusilando a todos los jóvenes que encontraban a su paso. Una noche entran en casa de Karol; pero él puede esconderse en la cocina, y allí permanece rezando. Los nazis lo registran todo. Suben y bajan, revuelven y miran habitación por habitación. Pero a él no te ven, y milagrosamente Karol salva la vida.
Tuvo muchos amigos judíos. Uno de ellos era Jurek, como llamaban cariñosamente a Jerzy Ktuger. En el año 1965 Jurek vivía en Roma, atendiendo sus negocios, sin que el arzobispo Karol Wojtyta lo supiera. Por aquel entonces el futuro Papa participaba activamente en el Concilio Vaticano II Al iniciarse la guerra habían perdido contacto.
Jurek había salido de Wadowice con su padre. Había sufrido toda clase de infortunios y persecuciones para, finalmente, acabar recatando en Roma donde se estableció. A principios de noviembre de 1965, en un momento de descanso, una noticia llamó poderosamente su atención mientras ojeaba la prensa. Leyó: "el Arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyta, tuvo ayer una destacada intervención en el Concilio". ¿No se llamaba así Lolek? ¡Sí! No podía ser el mismo. Era un alumno brillante que si hubiera nacido en Estados Unidos sería el presidente de la General Motors... Pero no tenía noticia de que hubiera ido al seminario... Nadie me lo ha dicho pero tampoco me sorprende que hubiera ido.
Así hacía sus comentarios en voz alta Jerzy Klugér a su socio mientras sostenía doblado el periódico. ¿Por qué no averiguas - le dijo- si este Arzobispo es tu amigo? ¡Me has hablado tanto de él! Tomó la guía nervioso. Buscó el Instituto Polaco. Llamó.... pero no estaba. Dejó recado. Al poco tiempo llamaba su amigo Lolek. ¿Cuándo podemos vernos? Fue el encuentro indescriptible de dos amigos del alma que habían sufrido mucho en su propia carne: el horror nazi primero y el comunista después.
Lo ha descrito el propio Jurek. Hablaron de todo y de todos los amigos comunes; también de la sinagoga destruida por los nazis. Al despedirse, el futuro Papa, en ese prolongado abrazo, le dijo: Un día, judíos y cristianos deberán encontrarse así.
Pasó el tiempo y el 9 de Mayo de 1989, animado por Juan Pablo II, Jurek asistía a la inauguración en Wadowice de la placa conmemorativa, levantada en el mismo sitio donde había estado la sinagoga que destruyeron los nazis años antes, en honor de los judíos de aquella localidad y que fueron víctimas de la persecución y del exterminio. Delante de todos, Jurek, leyó una cariñosa carta que el Papa les dirigía a todos.
Hace ya más de 25 años, miles de personas expectantes con la alegría envuelta bien en lágrimas o en gritos se desató cuando, desde una pequeña chimenea de la Capilla Sixtína, comenzó a salir una blanca humareda, la fumata blanca, que anunciaba que el Cardenal elegido por el Cónclave para ser el Romano Pontífice había aceptado.
A las 18,44 horas, el nuevo Pontífice, vestido de blanco, apareció en el balcón, apoyó en él las manos y con gesto decidido hizo su primera proclama al mundo. Sus palabras golpearon los corazones de todos los que estaban allí o lo contemplaban en televisión, al oírte decir: ¡No tengáis miedo! ¡Abridle de par en par las puertas del corazón a Cristo!
La fina intuición de Alberto Ronchey, que fue director de "La Stampa" de Turín, le llevó a escribir: "Los rusos hubieran preferido a Sothzenytsin como Secretario General de la ONU, antes que a un polaco en la Sede de Pedro".
Un prelado latinoamericano, durante el Concilio Vaticano II, coincidió con un anciano sacerdote polaco que, después de una larga conversación hablándole del cariño y agradecimiento que tenía hacia su madre, se despidió del prelado diciéndote:
"Usted habrá pensado que no estoy bien de la cabeza con esta larga declaración sobre mi madre que le he hecho. Es lógico que lo haya pensado. Pero no es así. Mi cariño hacia mi madre no es nada comparado con el amor que tiene Monseñor Wojtyla a la Virgen. Conózcalo". El prelado quedó tan impresionado por este suceso que procuró conocer a Karol Wojtyta. Y así lo hizo. Después, confesaría, tuvo la convicción, que pudo comprobar pasados más de 25 años, de que lo vería en la Sede de Pedro.
No hace mucho cenaba el Papa con uno de sus más cercanos colaboradores y, al finalizar, te invitó a acompañarte a la Capilla privada a saludar al Señor. Se colocó discretamente detrás del Papa y allí pasaron cerca de 20 minutos, al cabo de los cuales salieron. Fue entonces cuando se acordó de su acompañante al que pidió perdón. Cuando está con Nuestro Señor Sacramentado parece como que pierde la noción del tiempo. Para nada le importa estar o no solo: siempre se "queda solo" con Dios. Por ello se te pasa el tiempo en un instante.TRABAJADOR INCANSABLE
Contaba Monseñor Martínez, arzobispo de Granada, que en una ocasión almorzando con el Papa y otros Prelados, tras una jornada intensísima para el Santo Padre, tuvo alguno la filial osadía de preguntarte cómo era la jornada de un día cualquiera para el Santo Padre. Juan Pablo II, cortésmente, les relató pormenorizadamente su habitual quehacer. Tras oírle lleno de compasión, el invitado interpeló: "Pero, Santo Padre, tendrá algo de tiempo libre". El Papa dejó caer el cuchillo de postre con el que jugueteaba y dijo, sin vacilar ni un instante: No, no si todo esto es libre. Y es que sólo quien es libre puede dar la vida, puede amar.
Cuando alguno de sus íntimos colaboradores, filialmente, te ha sugerido que modere su trabajo o su mortificación, se ha disgustado, y, con agradecimiento, Juan Pablo 11 te ha contestado: cuando se muere un Papa, viene otro Papa. Lo que tiene que hacer él, ahora, es no reservarse nada, sino darse del todo.
"Santo Padre, descanse, por favor", le rogaba un cercano colaborador suyo; el Papa contestó: Ya descansaré en la vida eterna.
SU GRAN CORAZÓN
El párroco de una parroquia conflictiva situada en el extrarradio de Roma, donde la drogadicción estaba muy implantada, fue brutalmente golpeado quedando a consecuencia de ello ciego. El Papa fue informado y, al cabo de un tiempo, el párroco fue invitado un día por el Santo Padre, a través de D. Estanislao, a los Oficios de Semana Santa. Corrían los primeros años de la década de los noventa. El buen sacerdote se excusó, muy agradecido, porque no estaba todavía repuesto de la paliza y estaba, además, sin vista. El Papa insistió a D. Estanislao para que, a pesar de todo, accediera a la invitación que te hacía. No se hizo más de rogar y asistió a los Oficios. Durante la ceremonia recuperó la vista.
El Santo Padre sufre mucho; sólo nos lo imaginamos los que estamos lejos, pero los cercanos a él lo ven. A veces son noticias desagradables y especialmente duras de las que es informado, otras la zozobra ante la toma de decisiones difíciles que le hacen pasar horas junto al Santísimo en oración. Pero no podemos olvidar que, aunque esté solo porque ha de tomar decisiones al fin y al cabo él, tiene corazón de carne y siente la necesidad del afecto de sus hijos que por cercanía pueden manifestarlo. En una de estas ocasiones, durísima, un Monseñor que sabía de su dolor tuvo "un pronto" y, sin pensárselo dos veces, fue hacia él y te dio un beso. El Papa, extrañado, le miró, se quedó pensativo y dijo: gracias, lo necesitaba.
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