Esta mañana mientras esperaba el autobús coincidí con una feligresa con la que me puse a hablar.
Después de tratar varios temas ( el autobús tardaba) llegamos a la práctica religiosa y me dijo que iba poco a Misa, que sólo iba cuando lo necesitaba, es decir, cuando tenía cosas que pedir.
No sé que le contesté pero, gracias a esa conversación, me di cuenta de una cosa y es que a la Misa no sólo se va a pedir, se va también a adorar que es un deber de la criatura para con el Creador, y ahi en la Misa es un lugar muy apropiado y la misma liturgia nos facilita la adoración.
Se va a dar gracias. ¿que clase de hijos somos si no le damos gracias a Dios por el nuevo día, por la familia y por tantas cosas que a diario nos regala?. Y, por último, se va a desagraviar : si Dios es ofendido o dejado de lado, nosotros, sentimos la necesidad de decirle una y otra vez que le amamos.
Esa conversación me fue muy provechosa y por eso la pongo aquí para que otros también lo piensen como yo. La fe ha de ser pensada.
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