Tres peregrinos pasaron por la parroquia con ánimo de que les sellara la credencial de recorrido.
Siempre les pregunto como ha sido la experiencia del camino, especialmente a los que lo hacen a pie. La persona más joven era de Alicante y habían hecho el camino inglés, y le hice también esa pregunta.
Me dijo, escuetamente, que la experiencia era muy buena, pero yo no me contenté con esa respuesta y le pregunté que había aprendido. Y me contestó rápidamente: el atrevimiento. Me dijo que ya al salir les decían que había muy mal tiempo en Galicia, tronadas y lluvia, pero a pesar de eso se atrevió. Y esa fue la tónica del camino.
Ahora se siente con más fuerzas para ser atrevida en todas sus cosas, no se deja acobardar por las circunstancias. Creo que ese fue un regalo muy importante del Apóstol.
En esta etapa de la historia en que tantos cristianos se avergüenzan de confesar la fe, bueno es que haya peregrinos que recuperan esa virtud de la osadía, o de la fortaleza y valentía o del atrevimiento como me decía la joven peregrina.
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