Leyendo la autobiografía de la M. María Antonia , me encontré con expresiones bien gráficas y elocuentes, que hacen su discurso agudo y entretenido:
Para decir que está en la oración sin pensar en nada, dice que "está en la oración como un zoquete".
Al demonio le llama el patillas en varias ocasiones.
Cuando se le ocurre que podía ser más mortificada dice que Dios la quería muy perfecta carmelita descalza, sin añadidos. Y cuando la doctrina no le entraba decía: me daba doctrina pero era como decírselo a una pared.
Si quería saber como iban las cosas de la fundación recurría a un determinado padre carmelita "ya que este padre estaba cerca de la fuente y sabía por donde corría el agua".
Cuando hablaba de la seguridad de salvarse decía que "seguro está el que Dios asegura".
Y para hablar de la fe viva de una persona decía que "todas sus palabras son obras".
De su amigo que tanto le ayudó en Madrid y luego en la fundación del monasterio del Carmen , D. Miguel, refiriéndose a su modo de vestir, decía " no le gustaba salir del modo común del los viejos ya machuchos".
De la Madre superiora dice en una ocasión que "no estaba de temple". y hablando de si misma decía " soy escurridiza y de menos monta que la arena".
Al prudente confesor le llama el "Dios visible".
Hablando de alguien que se quejaba mucho decía: Daba unos quejidos como si se lamentara un muerto bajo la sepultura.
Usa también mucho la expresión a carga cerrada p.e. amaba la ley del Señor a carga cerrada.
Cuando hablaba de revelaciones personales dice: huía de estas revelaciones como del fuego.
También hace juegos de palabras p.e. Mejor me parecía hablar con Dios que hablar mucho de Dios.
A esto se añade el sentido común de sus afirmaciones: De poco sirven diligencias humanas cuando Dios no quiere que surtan efecto
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