Fernando Olmedo será beatificado el 13 de octubre en Tarragona. Fue bautizado en la Parroquia de San Miguel dos Agros que está organizando una peregrinación a esa beatificación. Este es el tercer capitulo de su vida que publicamos en este blog.
Apóstol seglar-Unas bofetadas-La Conferencia de San Vicente de Paúl-El
Círculo Católico-Paladín de la verdad en la prensa.
Cualquier persona que hubiera conocido sólo
superficialmente al siervo de Dios, vestido el hábito religioso, jamás hubiera
sospechado que el padre Fernando había sido un gran apóstol de la religión y de
la caridad, ya de estudiante, ya de abogado, como efectivamente lo fue.
Jovencito aún, pertenecía a casi todas las asociaciones piadosas, en las que
trabajaba con mucho celo y siempre con cargos en las directivas, que él
desempeñaba con capacidad y perseverancia, especialmente terminados los estudios
de bachillerato y leyes. Asimismo ingresó en la Venerable Orden Tercera de San
Francisco.
Se celebraba en cierta ocasión solemnísima novena en
honor de la Inmaculada en la parroquia de Santa María, de Pontevedra, por cierto muy concurrida. Algunos
mozalbetes de la calle se permitieron el lujo irreverente de repartir, frente
a las puertas del templo, hojas injuriosas para la Madre de Dios y Reina de la
Pureza. Jóvenes católicos se acordaron indudablemente en aquella ocasión del
lance del humildísimo y manso Maestro ocurrido en el templo de Jerusalén,
cuando lleno de divina ira volvió por el honor de la Casa de su Padre, convertida
en cueva de ladrones, cuando debería ser Casa de alabanza y de oración. Por
eso, ellos se opusieron al reparto de aquellas hojas, llegando a las manos los
dos grupos, católicos y librepensadores, tocándole a Fernando enfrentarse con el
que capitaneaba este grupo.
La obra predilecta de Fernando fue la Conferencia de
San Vicente de Paúl, para asistir y consolar a los menesterosos. Él no se
contentó con que figurara su nombre en las listas de miembros de la
Conferencia, ni tampoco con depositar su óvolo mensual, sino que personalmente
visitaba a pobres y enfermos, llevándoles los consuelos de la religión y el
socorro material. «Su ardiente espíritu de caridad, dice uno de sus más íntimos
amigos, su natural modestia y humildad -prototipo verdadero de caridad
cristiana-; su amor a los pobres y su encantadora dulzura resplandecieron
elocuentemente en todos sus actos. Sabemos de sus edificantes visitas a
familias menesterosas, a las que prodigaba consuelos inefables y socorría con
largueza, inspirando viva simpatía su presencia en hogares torturados por el
dolor, que enseña, purifica y eleva.» (Javier Vieira Durán.)
Cuando el siervo de Dios se trasladó a Madrid
para preparar el doctorado no cambió de conducta, sino que en seguida, también en dicha ciudad, dio su nombre a las Conferencias de San Vicente. Sus compañeros le consideraban como hermano mayor, y habiendo observado que en determinadas horas del día faltaba siempre de la casa, sin que nadie supiera dónde iba, le siguieron la pista, hasta que un día vieron que por su cabeza se paseaba tranquilamente un parásito, deduciendo ellos que le había cogido visitando buhardillas de pobres menesterosos. carentes aun de lo más indispensable exigido por elemental higiene.
para preparar el doctorado no cambió de conducta, sino que en seguida, también en dicha ciudad, dio su nombre a las Conferencias de San Vicente. Sus compañeros le consideraban como hermano mayor, y habiendo observado que en determinadas horas del día faltaba siempre de la casa, sin que nadie supiera dónde iba, le siguieron la pista, hasta que un día vieron que por su cabeza se paseaba tranquilamente un parásito, deduciendo ellos que le había cogido visitando buhardillas de pobres menesterosos. carentes aun de lo más indispensable exigido por elemental higiene.
Funcionaba en Pontevedra por aquel entonces un
Círculo Católico para atraer a los obreros, grandemente solicitados por otro
Centro disolvente y anticristiano. De dicho Centro fue también alma y vida
Fernando, llegando a ocupar la presidencia del mismo, siempre con la
acostumbrada responsabilidad y competencia, especialmente trabajando en las
escuelas nocturnas para adultos, sostenidas por el Círculo Católico. En dicho
Centro dio conferencias literarias y doctrinales, y de divulgación científica,
asociando a esta labor a otros intelectuales de gran significación en la
intelectualidad. Tanto con la palabra como con la pluma fue un gran
propagandista católico sereno y ponderado, haciéndose entender de las clases
menos doctas, que eran las más necesitadas de religiosidad y de cultura.
Ozanan, fundador de las conferencias de S.Vicente de Paul |
Otra de las armas por él valientemente esgrimidas en
pro de la verdad y en defensa de los principios religiosos y morales fue la
prensa. El joven Fernando fue periodista por un imperativo de conciencia que le impulsaba fuertemente a la defensa
de tan bellos, nobles y sobrenaturales ideales. Por eso, aprovechando afanosamente
el tiempo, colaboró en los periódicos El Pensamiento
Galaico y El Alcance, de Santiago, y como redactor-jefe, en los netamente católicos, de
Pontevedra, El Criterio Gallego y El Ancora. En ellos desarrolló fecunda labor en bien de la
religión, teniendo que luchar y
sostener polémicas con los periódicos librepensadores que en aquella época
ostentaban gran preponderancia.
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