Continuó diciendo que lo que dará peso a mi vida será cuanto he amado. Y aprendo a amar, si entro en ese fuego que tiene Jesús. Es Él quien enciende la antorcha de nuestra vida.
Iba a empezar la intervención. |
Que bueno es permanecer en la fe. Una conversa decía que daba las gracias a todas las personas que habían permanecido en la fe, pues en su ámbito - la Iglesia - había encontrado a Jesucristo y sus sacramentos.
También explicó que una cosa es orar y otra estar con Jesús todo el día. El orar es un momento intenso de encuentro con Jesús y estar con El abarca toda nuestra vida.
Nos invitó al apostolado tratando de encontrar nuestro areópago, fuera de los muros de la parroquia en donde podemos dar a conocer nuestro gozo de tener a Jesucristo. Ahí fuera predico con mi vida y también con los apostolados menudos de los que habla un libro del beato Manuel González.
Terminó diciendo que nos diéramos cuenta del don tan grande de estar aquí, de sabernos llamados, de poder asistir a una Misa que tiene tan gran valor y de hacer pasar a alguno de apagado a encendido.
Ser como las Marías del Evangelio. ¿qué hacían?: estaban cerca de Jesús, le escuchaban, le ofrecían su casa, le servían y eran discípulas. Esas marías vinieron a nuestro tiempo a través de las marías de los Sagrarios
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