La parroquia es una fuente constante de anécdotas. Como no
quiero que se pierdan, ahí van algunas recientes.
Una señora mayor que
viene todos los días a la Santa Misa tuvo que ausentarse unos días a cuidar una
amiga y con tal motivo se pasó una semana sin poder ir a Misa y ni siquiera a visitar al Señor por un momento.
Cuando llegó de vuelta, decía que tenía hambre de Dios, de llenarse de Dios y se
fue a la iglesia de las Huérfanas, aquí en Santiago, en donde está el Santísimo expuesto
constantemente y allí se pasó toda la mañana para llenarse de Dios. Vino feliz y contenta de ese encuentro. Desde luego Dios llena y no defrauda, es nuestro amigo que no nos deja solos.
Otra persona también mayor, en distinta parroquia, vino a apuntar una misa.
Le pregunté por quien
era la Misa, y, casi se echa a llorar. Me dijo que era por su marido que había muerto
hace poco y que llevaban más de 50 años casados y habían tenido 8 hijos. Yo le di la
enhorabuena por esos hijos y le dije que si hay amor el trabajo cansa, pero no
cansa. Al menos, eso es lo que me pasa a
mí.
Ella me dijo: tiene Vd. razón porque yo tuve a mi marido 4 años impedido y
me dio mucho trabajo, pero también lo
hice con amor y no me cansaba, seguiría más años con mucho gusto de tenerlo
cerca de mí.
Hay un dicho de que el amor da alas, y es cierto.Cuando se ama se quiere estar cerca de quien amamos y hacemos lo que sea para que esté feliz y no nos cansamos y además este amor nos da ideas nuevas de como ayudar al necesitado.
¿Cómo conseguir este amor? - pues poniéndonos cerca de Jesús, siendo sus amigos, para que él nos lo trasmita.
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