Falleció D. Casimiro en el Hospital Provincial la tarde del
16 de enero, muy pronto sonaron los teléfonos y se cruzaron los mensajes dando la noticia.
En Tierra Santa |
D. Casimiro era un padre y todo un señor.
Le traté más de 40 años y cuando le visitaba siempre tenía la
sensación de ser importante para él. Dejaba todo, te mandaba sentar y luego hablábamos
de todo sin prisas. Le importaba mucho la Iglesia, los sacerdotes y la familia.
Le hacía sufrir los ataques a la Iglesia y sus instituciones que venía a veces
de gente con medios poderosos. Otras veces eran los propios hijos de la Iglesia
que la dejaban mal parada. Estas eran siempre sus conversaciones.
Yo aprendí de él la importancia del Camino neo-catecumenal,
su espíritu y su carisma de apostolado con los alejados.
La parroquia de Muros fue la primera de Galicia que acogió
las catequesis del Camino y vio nacer las primeras comunidades. Estas comunidades
tenían interés en formarse, manejaban la Biblia y se confesaban con frecuencia.
Esto le ayudó a Casimiro a sentirse
verdaderamente sacerdote, padre y guía de
santos. Recuerdo en el Año sacerdotal en
Roma que un obispo alemán dio una charla sobre el sacerdocio y contaba que cuando los laicos le preguntaban cómo
podían ayudar al sacerdote, él les
contestaba: confiésate con él.
Aunque se dedicó a fondo a colaborar y vivir el Camino, estaba abierto a todas las realidades
eclesiales y disfrutaba viendo como el Reino de Dios era construido por diversas
y variadas manos.
En la Parroquia, prestó atención a la catequesis de niños,
mantuvo una hoja parroquial semanal muy interesante, atendía las novenas y procesiones etc. de esa labor
salieron buenas vocaciones sacerdotales.
con otros sacerdotes en Tierra Santa |
En una ocasión hablamos de la fiesta de Corpus que en Muros
se celebra con mucha solemnidad.
Entre otras cosas me explicó que adornaban la
propia custodia procesional con florecitas pequeñas y que así iba el Señor en
la procesión. Luego esas flores se las llevaba la gente para dárselas a los enfermos que así se unían
a la fiesta.
Me pareció tan bonita esa costumbre que la introduje en mi
parroquia de San Cayetano desde hace años y con la entusiasta aprobación de mis
feligreses.
En los meses de verano, ir a ver a D. Casimiro con los seminaristas
del Seminario Internacional Bidasoa que vivían en mi casa, era una visita obligada. Aprendían mucho los
chicos.
Veían un cura mayor, ya retirado, pero alegre, conocedor de la marcha
del mundo y que se interesaba por ellos y sus países generalmente americanos.
A
los seminaristas les daba unos fantásticos consejos pastorales y sacerdotales
que no creo que se le olviden. También, a escondidas, les daba una buena
propina, pues no le gustaba que un seminarista tuviera el monedero vacío del todo y no pudiera disponer de algo para un capricho.
Aunque no se ve en la foto, detrás está el Lago de Galilea |
Llevó su jubilación con dignidad. Rezando como un monje y
rodeado de libros y revistas de actualidad. Recibiendo gente y celebrando la
Santa Misa en la Iglesia a pesar de que le costaba mucho moverse. Que Dios
le conceda el ciento por uno y un puesto
en las “bodas del Cordero”.
El funeral fue en Muros en una iglesia estupendamente iluminada y arreglada. Lo presidió el Sr. Arzobispo y estaban a su lado el vicario de Pastoral y el párroco de Muros. Los sacerdotes asistentes fueron unos 50. Cantó la coral y algunas canciones el Camino Neocatecumenal. El Sr. Arzobispo habló de su afecto y cariño a la gente que a veces no demostraba externamente.
Al final el responsable del Camino dio las gracias a D. Casimiro por tantos desvelos por la parroquia.
Pude hablar con su hermana que me contó sus últimas palabras: "Non te disgustes porque vou para o Reino."
Al final el responsable del Camino dio las gracias a D. Casimiro por tantos desvelos por la parroquia.
Pude hablar con su hermana que me contó sus últimas palabras: "Non te disgustes porque vou para o Reino."
Víctor Manuel Sánchez Lado
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