Me contaron de un sacerdote santo que, a los chicos con
vocación matrimonial, les aconsejaba algo que había oído decir a su propia
madre: ni guapa que encante, ni fea que espante. Ignoro que le decía a las chicas, en situación parecida,
en relación con los chicos.
un árbol en peligro (islas Cíes) |
La frase susodicha se entiende bien. Demasiada belleza trae
problemas pues atrae muchas miradas y puede suscitar celos, que es una
enfermedad del amor. Y respecto a la fealdad, como no esté compensada por un
poco de simpatía y otras cualidades, no asegura lo bastante la unión para toda
la vida.
Conocí en mi larga vida pastoral, a una persona casada que
contaba que cuando eran novios, cogió un folio y puso en dos columnas, cualidades y defectos de
su futura esposa y visto eso, se decidió a la boda. No decidió la boda sólo con
el corazón y los sentimientos, sino también con la cabeza.
Una chica polaca con su novio a la puerta de San Cayetano |
Estuve una vez en el banquete de unas Bodas de Oro matrimoniales.
A los postres el “novio” quiso hacer un brindis y lo hizo, según el mismo lo
dijo, pensando en los más jóvenes. Dijo que brindaba para que tuvieran poca memoria, mucha inteligencia y mucha voluntad.
Luego explicó, para que no hubiera duda, que convenía no acordarse de los agravios (poca memoria), y, en cambio, era bueno tratar de entender al otro y tener voluntad de perseverar a pesar de las dificultades.
Luego explicó, para que no hubiera duda, que convenía no acordarse de los agravios (poca memoria), y, en cambio, era bueno tratar de entender al otro y tener voluntad de perseverar a pesar de las dificultades.
Un marido, amigo mío, me comentaba que la admiración del hombre
por la mujer viene ya del Paraíso, tal como lo relata el libro del Génesis. Además la misma
Palabra de Dios hace una gran alabanza de la mujer pues dice que ha de ayudar
al hombre. Es decir, explicaba mi amigo, el hombre es un ser más débil y
necesitado , precisa ayuda. En cambio la mujer está muy bien diseñada y no
necesita tanto esa ayuda…
Vaya esta modesta aportación en apoyo del Sínodo sobre
la familia y en agradecimiento a Dios por las familias que se esfuerzan por ser
signos, para el mundo,de amor y unidad.
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