En Vila de Cruces encontramos a su activo párroco D. Andrés Trinquete, que no tiene inconveniente de correr por la calle, si hace falta. Nos recibió con afecto.
Intercambiamos noticias y nos invitó a comer en un conocido restaurante. Mientras íbamos se encontraba con distintas personas con las que departía amablemente unas palabras. Es conocido de todos, lo que no me extraña, y da la impresión que conoce a todos.
Cuando terminamos de comer, nos quiso enseñar algunas de sus muchas iglesias que poco a poco ha dejado relucientes. Aceptamos con gusto a tan buen guía.
No se espera uno encontrar en lugares tan apartados tales joyas, con tan buena factura y con tan hermosos retablos.
Fuimos al embalse de Portodemouros, con sus hermosas vistas, vimos el museo de la miel y pudimos disfrutar del magnífico tiempo, amen de una buena conversación y de la contemplación de obras de arte de las que pongo alguna foto.
Una casulla de Filipinas del S. XVIII, que luce D. Jaime |
en una templo con dos iglesias. D. Jaime y D. Andrés. |
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