jueves, 8 de enero de 2015

El hombre necesita el bautismo.



Me preocupa  cómo se va perdiendo interés por el sacramento del bautismo en sectores de los cristianos. Me parece a mí que se valora poco por falta de conocimiento. Con motivo de la fiesta del bautismo de Jesús,  que celebramos este domingo,  me parece que es una buena ocasión para recordar  los múltiples y grandes  beneficios del Santo Bautismo.
Me acojo a testimonios de padres de la Iglesia o de escritos de Benedicto XVI,  que muchos ya consideran también como un padre de la Iglesia del siglo XXI.
El Papa emérito tiene una homilía sobre el bautismo de Jesús y dice que cuando alguien lleva a bautizar a su hijo, que es lo corriente, lo pone en las manos de Alguien que domina la historia y los acontecimientos. Ante un futuro incierto,  que prevemos lleno de peligros,  acudimos  a alguien superior para que lo proteja y guie. Es, dice, una reacción universal en todos los pueblos.

El hombre, dice en esa homilía, necesita el bautismo,  la llegada del otro que entra hasta tocarlo en su interior… y el bautismo es algo más  que imploración, es  al mismo tiempo respuesta y aceptación…

En el oficio de las horas del día 8 de enero hay un texto atribuido a  una homilía de San Hipólito que, llama al bautismo y trae sus   grandes beneficios y dice:


Por lo cual, grito con voz de pregonero: Venid, las tribus todas de las gentes, al bautismo de la inmortalidad. Ésta es el agua unida con el Espíritu, con la que se riega el paraíso, se fecunda la tierra, las plantas crecen, los animales se multiplican; y, en definitiva, el agua por la que el hombre regenerado se vivifica, con la que Cristo fue bautizado, sobre la que descendió el Espíritu Santo en forma de paloma.

Y, después de comparar los frutos del bautismo con los frutos o efectos del agua, lee con calma este siguiente párrafo de su homilía,  que no tiene desperdicio:

Y el que desciende con fe a este baño de regeneración renuncia al diablo y se entrega a Cristo, reniega del enemigo y confiesa que Cristo es Dios, se libra de la esclavitud y se reviste de la adopción, y vuelve del bautismo tan espléndido como el sol, fulgurante de rayos de justicia; y, lo que es el máximo don, se convierte en hijo de Dios y coheredero de Cristo.

A esto se le puede dar la vuelta diciendo que el que no se bautiza, no renuncia al diablo , ni se libra de la esclavitud ni se convierte en hijo de Dios ni es coheredero con Cristo…

En la imagen del la pila  bautismal, que ahí aparece,  tiene grabada la Jerusalen celeste como,  para expresar que el bautismo nos incorpora  al Cielo, también  llamado la  Jerusalen celeste. 

 en resumen:
¿qué es el bautismo?
El bautismo es un sacramento necesario y fundamental para recibir los demás sacramentos. Por el bautismo nos unimos a Jesucristo introduciéndonos a su muerte salvífica en la cruz, nos libera del pecado original y resucitamos con él a una vida sin fin venciendo así a la muerte . El bautismo es necesario  para la salvación de las personas, y es fundamental en la vida de la  Iglesia.
. hace a los bautizados capaces de creer en Dios y amarlo (la fe es un don de Dios)
. da la capacidad de obrar  bajo la moción del Espíritu Santo.
. permite crecer en el bien.

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