jueves, 5 de febrero de 2015

El sacerdote es como un cáliz




Una feligresa me contó que había  estado en una conversación en que se hablaba de los sacerdotes. No me dijo en donde,  pero yo pienso que  pudo haber sido en la peluquería o en algún sitio de espera. Desde luego hubo opiniones para todos los gustos.

Ella, esta feligresa,  les dijo a sus interlocutoras que el sacerdote era como un cáliz.

  Un cáliz sirve para  contener por unos instantes la Sangre de Cristo. Suele ser de plata y por dentro dorado en oro. También se limpia siempre antes de  utilizarlo en la Misa,   ya es como un rito,  y,  también al terminar de usarlo.  Se  dora de vez en cuando el fondo del cáliz, pues se oxida por los efectos del vino sobre todo si no  se limpia bien. Se le tapa con el cubrecáliz y se guarda muy bien.

Bueno, pues el sacerdote es como un cáliz. No somos de plata, generalmente somos de latón que reluce, pero latón, y  contenemos todo el bien que nos da el Orden sacerdotal, desde luego todo es regalo de Dios: Perdonar los pecados, representar a Cristo,  celebrar la Misa, asistir a enfermos y moribundos, dar catequesis  etc.


 Como todos los cristianos,  necesitamos limpieza, la ordinaria de la confesión frecuente y a veces una limpieza más a fondo cuando hacemos ejercicios espirituales y en otras ocasiones. El dorado es la formación y la oración. ..y si quiere tener brillantes o rubies,  esos son las pequeñas mortificaciones.

Así nos quiso Dios y así hay que  vernos y ayudarnos.

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