Ha habido un Sínodo en
Roma sobre la familia y estamos a las puertas de otro Sínodo. Muchas homilías
de los últimos Papas son sobre la familia. Ha habido también Congresos sobre
este gran tema.
En nuestra Parroquia
tuvimos una exposición sobre la grandeza y belleza de la familia. Se podía ver
en diversas imágenes, vida de Santos y testimonios actuales. Todo esto nos
indica el valor de la familia a la que debemos casi todo lo bueno y también lo
malo.
Pido a todos los que lean
esta reflexión que recen a la Virgen , por las familias empezando cada uno por la suya
propia. Han de mirarla de nuevo con ojos de amor misericordioso y poner manos a
la obra para hacer una familia cristiana. Dios no se ha equivocado cuando os
eligió para esta gran tarea y os da las gracias necesarias para llevarla
adelante.
Estas gracias están a
nuestra disposición, hay que pedirlas y aceptarlas en nuestra vida. Es como
estar a la puerta de una habitación llena de tesoros, pero hay que entrar y
cogerlos.
Toda parroquia ofrece
celebraciones, misas, charlas, la Palabra de Dios, revistas, libros, retiros…
entra y coge, detrás está Dios y la Virgen.
¿Por qué rezamos tan poco?
Sinceramente creo que el demonio nos engaña haciéndonos creer que la oración no
vale o que Dios no nos escucha y que no se interesa por nosotros; y en cambio
lo que vale es el dinero y la comodidad. Sin embargo, lo que nos hace felices
no es tener más comodidades, sino un corazón enamorado.
Hay que pedir a María por
la familia, ofrecer a Dios horas de trabajo y esfuerzo alegre – eso es oración
–, rezar juntos el Rosario…
Conocí una madre, ya
falleció, que cuando pasaba por delante de la Iglesia de las huérfanas invitaba
a entrar a su hijo pequeño diciéndole: “vamos a ver a nuestro Amigo”; y
entraban los dos a visitarle. No cabe duda que eso deja huella.
Tuvimos en la exposición
una imagen de Santa Ana con la Virgen Niña. Le habla, le tiene un libro delante
y guía su mano con la suya. Así se transmite la fe y se van haciendo cristianos
los hijos en su pensamiento y con sus obras.
Hay acciones que educan y
han de aprovechar los padres. Hace pocos días tuvimos la procesión del Corpus
Christi; me dio alegría ver a varios padres con sus hijos, incluso bebés, en la
misa y en la procesión. Esos niños sabrán algo de la presencia real de Cristo
en la Eucaristía y del sentido de la fiesta del Santísimo Sacramento. Lo han vivido.
Hay otras cosas que
educan, como por ejemplo enseñar a pedir perdón, a compartir, a hacer agradable
la vida de los demás, dar a conocer las historias familiares, etc.
Para terminar hemos de
vivir las Obras de Misericordia, las corporales y las espirituales. El otro, es
Cristo. A Él se lo hacemos, es una misericordia que comienza en casa y luego se
expande hacia los demás.
Decía un jubilado en
relación con su cargo actual que es hacer el bien a quien se cruce en su
camino.Es decir, vivir la misericordia.
Víctor Manuel Sánchez Lado
Párroco
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