Estuve en Olbeira (Cambados) haciendo unos días de retiro
después de una Semana Santa intensa.
Desde luego se lo recomiendo a todos. Se piensa, se reza, se
descubren nuevas posibilidades apostólicas y de mejora personal…es una
renovación.
Estábamos sacerdotes de todas las provincias gallegas y
había también dos jóvenes sacerdotes de Madrid.
Allí tuve una breve conversación con un amigo que me enseñó un
rosario sencillo, de plástico azul, de poco valor material, pero, según él, lo
besó la Virgen en Garabandal, lugar de apariciones. A él se lo dieron. No sé más
detalles, pero me agradó poder besarlo y rezar con él varios rosarios.
Las tardes fueron de adoración. Teníamos a Jesús en el
copón, sobre el altar de la Misa, bien adornado e iluminado. Allí, delante de
él: meditación, oración a solas, vísperas y otra meditación y bendición. El que
se cansaba daba un paseo y luego volvía.
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