Cuando estuve en Fátima, hace pocos días, me llamó la
atención que no hubiese nada relacionado con el Año de la Misericordia. Ni una
frase, ni exposición, ni alusiones. Nada.
Luego pensando bien en este hecho, me di cuenta que en Fátima
lo que hay es cien años de Misericordia. El día 13 de Mayo fueron los 99
años y para 2017 serán los cien años que
con justicia se pueden llamar de Misericordia.
La Misericordia comenzó con la cercanía de la Virgen que se
hace visible y actúa con un mensaje coincidente con el Evangelio que es el remedio para el posible colapso de la
humanidad.
Sigue siendo válida tanto las primeras palabras de la Ssª
Virgen como la pregunta de Lúcia:
-
No tengáis
miedo. Yo no os hago mal.
-
Y la respuesta de Lúcia: de donde es Vuestra Merced y que quiere de mí.
Esas palabras se siguen aplicando
a todos nosotros y es bueno que le preguntemos a la Virgen: Qué quieres de mí.
Todas las apariciones fueron momentos de intensa
misericordia y todas tuvieron su propio mensaje que se resume en tres palabras:
oración, penitencia y conversión.
Hay tres lugares de
especial misericordia: la Capeliña, la Laus Peremnis y la capilla de
confesiones. Los que han ido a Fátima, saben que es así.
Pero pueden considerarse momentos de misericordia otros como
por ejemplo: el florecimiento mariano en todo el mundo, la transformación moral
de Portugal. Las curaciones constatadas por la oficina para estos casos . Unas 800 curaciones, hace algunos
años. Y los viajes de la Virgen
peregrina que recorre todo el mundo.
Merece destacarse la declaración de dignas de fe de las apariciones, por parte del Obispo de
Leiría el 13 de mayo de 1930. Con tal motivo la devoción a María se desborda por todo el mundo.
El 31-10- 1942 Pio
XII, por radio, consagra el mundo al Inmaculado corazón de María, haciendo mención
velada de Rusia, según pedido de Nuestra Señora.
El 13-5-1967, Pablo VI viaja a Fátima en el cincuentenario
de la primera aparición para pedir por la paz del mundo y la unidad de la Iglesia.
Juan Pablo II tuvo varias intervenciones. Viaja a Fátima en agradecimiento por salvarle del atentado, hace al menos dos consagraciones y viaja de nuevo a Fátima con motivo de la beatificación de los videntes Francisco y Jacinta.
Esto desde el punto de vista externo, pero quedan los toques
al corazón que llevan a la conversión de tantos alejados y que sólo Dios sabe.
Lo mismo se puede decir de decisiones de
seguir una determinada vocación que se consolida allí, en
Fátima.
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