En una conversación sobre quien debía avisar para un
encuentro, una de las personas decía: hasta ahora tiraba yo del grupo y me
preocupaba de avisar y preparar, pero ahora ya deseo que tiren de mi.
De alguna manera reconocía que se había cansado de tirar, de
hacer de cabeza de grupo o de ser locomotora, y había comenzado a descansar en
los demás.
Unos tiramos de otros. El ángel de Fátima tiraba de los
niños videntes. Les decía: ¿qué hacéis?,
oren, oren mucho…ofrezcan constantemente al Altísimo, oraciones y sacrificios.
Luego se animaban unos otros. Lucia tiraba de los dos primos,
pero a veces eran ellos los que tiraban de Lucia cuando esta entraba en alguna
crisis.
También ayudaban a la gente a rezar. Les invitaban a rezar o
terzo y de rodillas, en el lugar de
las apariciones, Cova de Iria, o incluso en otros sitios como la cárcel de Vilanova
de Ouren.
Los padres ayudan a los hijos y tantas veces son los hijos
que, aun sin pretenderlo, ayudan a los padres. Y qué decir de los buenos amigos que tanto nos
ayudan cuando estamos inapetentes para
hacer algo de provecho y con ganas de recostarnos tranquilamente en el sofá.
Cuando hay contradicciones tenemos la tendencia a tirar la
toalla, pero porque Dios nos ama, en esa situación siempre aparece la ayuda de una mano amiga enviada por Dios que Él sí que
nunca nos abandona.
El papa Francisco nos anima y da ejemplo para tirar de los
ateos y de los pecadores. Cuantos detalles en visitas , cartas, llamadas telefónicas etc.
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