La muchedumbre calló
Cuando, en medio de la
tormenta
Se oyó el fuerte
lamento
Que el ajusticiado emitió.
Todo el gentío escuchó
Aquella voz lastimera
E interpretó a su
manera;
Pero su significado
Dirigió el Crucificado
A la humanidad entera.
¡Tengo sed! Fue su gemido
Y me detengo a pensar
Que, creando Tú el mar
Y las aguas que han
surgido
Y, por doquier,
esparcido
Belleza y fecundidad,
Tú el Autor de la vida,
En una tarde deicida
Mueras de sed, sin piedad
¿Cómo podría calmar
Esa sed que te devora,
Y que aproxima la hora
En que vas a expirar?
Yo quiero depositar
En tu cuerpo malherido
Un beso de arrepentido;
Y sabiendo tu perdón
Guardar en mi corazón,
El eco de tu quejido.
Juan Campos
Nota: D. Juan Campos vivió en Basquiños (Santiago)y ha escrito muchas poesías; ésta es una de ellas. Ahora está en la residencia de San Marcos .
No hay comentarios:
Publicar un comentario