Nació en Santiago, en el barrio de S. Lorenzo en febrero de
1924. Falleció en la primera hora de la tarde del 5.11.2019. Estaba atendido por sus compañeros, sobrinos y cuidadores, en
la Casa Sacerdotal, en donde se respira
paz y tranquilidad.
Coincidí con él hace tiempo en las cenas de varios años, de Noche Buena, que se hacía en la residencia.
Admitían pequeños bromas cariñosas aquellos pocos que éramos.
Me tocó de estar a su lado en la misma mesa desde
hace un año, en las comidas. Recuerdo que no quería dejarse servir a no ser que
fuera necesario y, cuándo lo hacías, se mostraba muy agradecido. Lo mismo
cuando le llevabas el andador que nosotros le llamábamos, de broma,
el taxi.
A D. Ángel le visité varias veces en la enfermedad y con la
mirada mostraba su agradecimiento, pues casi no hablaba.
Su labor pastoral más
importante fue en Marín. En esta parroquia pasó muchos años. De allí salieron
vocaciones y nacieron grupos de cofradías o asociaciones que él cultivó con
interés.
La segunda comunidad
de catecumenales de Galicia fue la de
Marín. Estos hermanos estuvieron en el homenaje que le hicieron en Ares y también
vinieron a rezarle al tanatorio de Boisaca
y cantaron el canto de entrada de la Misa
de funeral en S. Francisco.
Tenía también la Adoración nocturna, la Legión de María,
Caritas etc.
Era amigo de los pobres que ayudaba discretamente pero con
generosidad y fue dando y regalando mucho de lo que tenía. No estaba prendido
del dinero en ningún momento.
Pregunté cómo eran sus predicaciones y me comentaron que muy
interesantes y generalmente cortas, nunca pasaba de los 10 minutos, aunque si
hacía falta se prolongaba un poco más.
En Ares recibió un homenaje por sus 60 años de sacerdocio
del que da amplia información la prensa y en el que recibió el cariño de muchos
amigos feligreses de Marín o de Ares o de sacerdotes que pasaron por su
parroquia participando en la labor
pastoral.
Cuantos le conocieron lo recuerdan con verdadera veneración
por su actitud y cariño sacerdotal. De hecho venían a visitarle a la Casa
sacerdotal de muchos sitios , incluso de Madrid.
Como el grano de trigo, cuando muere, se multiplica por cien, que su sacerdocio tambien se multiplique por cien.
Como el grano de trigo, cuando muere, se multiplica por cien, que su sacerdocio tambien se multiplique por cien.
Descanse en paz.
Muchas gracias, don Victor, por estos bosquejos de vidas ejemplares, en los que se ve tu amor al sacerdocio.
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