Ha estado con nosotros en S. Cayetano, la hermana Ester, misionera eucarística, y nos dio una charla a Marias de los sagrarios y amigas, como había hecho en otras ocasiones.
Insistió en la necesidad de ser iglesia misionera, es decir de anunciar a Cristo, con la palabra y con nuestra conducta.
Nos exhortó a vivir como los primeros cristianos dando la buena noticia del Evangelio de la Eucaristía. Para eso hay que Ser humildes y apasionados por Jesús en la Eucaristía.
Para eso hay que tener experiencia de Jesús, conocer el Evangelio, que no lo hemos agotado y vivir con tanta intensidad que contagiemos a los demás.
Concluyó diciendo que hay que perseverar en la oración y en la confianza, y anunciarle a Jesús con la palabra, el ejemplo y la amistad. Persona a persona, uno a uno.
Nos decía en concreto que dejar pasar delante, a alguien que tiene prisa, en el super, o hacer sitio en el autobús y cosas parecidas, son acciones que trasmiten el amor de Dios al que todos somos sensibles, tanto en el Siglo I como ahora.
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