Apostasía

 

 

Cuando hay un temporal algo fuerte uno de los efectos es que desgaja ramas de los árboles. Desde luego las débiles vuelan. ¿Qué se hace con esas ramas caídas? – las llevan al vertedero de la basura o las utilizan para el fuego, las queman

Las ramas ya no se injertan de nuevo aunque se puede intentar y si prenden las injertadas pueden surgir  con más fuerza que antes.

Algo parecido pasa con los cristianos que están unidos al tronco que es la Iglesia  y gracias a la Iglesia también están unidos a Cristo y son un cuerpo no por las ideas o lo afectos sino por algo más que los hace sus continuadores y son su cuerpo,  estando  ayudados del Espíritu Santo.

¿Como es que hay apostasías?

Hay una apostasía   que el papa Juan Pablo II llamó apostasía silenciosa en que dejan la casa paterna, la iglesia,  y se van sin más;  Dios ya no existe para ellos. Y hay la apostasía oficial de  los que piden al párroco la partida de bautismo y luego al arzobispado.

Hacen como el hijo pródigo del Evangelio, que pide la herencia a su padre  y se va lejos, ciertamente usando de su libertad que Dios no quita a nadie, pero salen de la verdad y de la luz.

A esas situaciones se llega con pequeños pasos que nos apartan de Dios: dejar la oración, dejar la formación,  no frecuentar la comunidad cristiana tanto de la familia como de la parroquia, no aman a la Iglesia y…y si viene un temporal, unas dificultades, esas ramas se caen.  Y ya sabemos lo que les queda. Dios les ayuda pero no cambiarán si no se dejan ayudar y quizá los demás cristianos no hacemos nada a través de la amistad, la oración y la formación.

Nos queda una esperanza y es que si piensan sobre su situación pueden decidir volver. Saben que serán bien recibidos con una gran fiesta y el cariño inmenso de Dios y de los hermanos.

Muchas veces, si vuelven, luego son mejores y más entregados que los que permanecieron  en la Iglesia pero  a veces con un algo de tibieza que les impide una buena entrega a Dios.