No sé cómo se pasa la Nochebuena en otras instituciones, pero
en esta Casa, es serena y alegre, con
gran esperanza. He estado varias veces en
esta fiesta y en esa noche, en la casa sacerdotal, disfrutando con esos pozos de
historia y sabiduría, los mayores.
Se fueron a sus casas los que tiene facilidades para ir con
sus familias y se quedaron los que están solos o no les va la movilidad.
Estuvimos en la cena unos 10, en una sola mesa y con comida especial, como corresponde a la fecha. Entre esos 10
estaban dos sacerdotes jóvenes y los
demás ya mayores, cercanos a los 90 años.
A pesar de la edad había
alegría y conversación animada. Se contaron historias edificanes.
Hacia el final se
sugirió el cantar villancicos y vi como aquellos sacerdotes iban afinando su
voz y oído y le cantaban al Niño Dios, laeti
triunfantes, con alegría y llamando a
adorarlo, venite adoremus. También cantamos un villancico en gallego y en italiano.El famoso Tu scendi dalle stelle.
Primero había una
cierta vacilación pero luego la voz se hizo más
fuerte y entonada. No éramos como Pavarotti o José Carreras, pero hubo público, las monjas
de la casa que los cuidan, y hubo
aplausos.
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