Tuvimos una gran fiesta
en la parroquia de S. Juan con varias felices coincidencias. La primera comunión
de 11 niños , la fiesta de S. Juan y sobre todo el día de Corpus o fiesta del
Santísimo sacramento.
Ya antes de bajar para la iglesia una señora de Fontiñas me
dio dos bolsas de flores para poder
adornar el camino de la procesión, cosa
que hicimos al llegar , Luigi y yo.
Luego, al entrar en la iglesia, se notaba mucho movimiento: la
coral ensayando, las campanas anunciando la fiesta, los fotógrafos aprovechando
el tiempo con los primeros niños que llegan, para ir adelantando las fotos de rigor. Y otros
poniendo los últimos detalles de la ceremonia, es decir de la Misa, que es lo
importante.
La asamblea ya estaba reunida poco antes de la hora y los
niños, todos elegantes, estaban junto al
sacerdote para empezar la procesión de entrada. Angelus y canto de entrada. Eran
las 12 en punto.
Cada uno se fue
colocando en su sitio y empieza la Misa después de una sencilla lectura de los
nombres de los primo-comulgantes y una bienvenida
a todos.
Las lecturas las hacen los familiares de los niños y Antonio,
lee el himno de este día. Luego la proclamación de el Evangelio en donde Jesús nos evangeliza hoy y
a continuación la homilía, la reflexión de la Iglesia.
El sacerdote dijo que el Jesús que recibíamos era el que
había estado en la cruz, y , ahora glorioso en los cielos a la derecha del
Padre.
Luego nos contó como hacia Jesús hay que tener reverencia y dejar otras
ocupaciones y nos contó la historia de 5 ciclistas jóvenes que ante la procesión
de Corpus dejan las bicis arrimadas a un árbol y se ponen de rodillas adorando,
ante toda la procesión. Concluía el sacerdote que debiéramos aprender a adorar
al Señor sin tener en cuenta el que
podrán pensar de nosotros y dejar otras cosas secundarias a un lado, “arrimadas
a un árbol”.
La coral imponente, como siempre, poniendo alma en sus
cantos que nos elevaban al Cielo.
Hubo una procesión de ofrendas. En esta ocasión
además del pan y vino se hizo la ofrenda simbólica de un balón representando el
deporte, que es bueno para el cuerpo y para el alma, se ofreció por un niño la
Biblia que es la Palabra que alimenta y otro niño llevó un libro de literatura
representando la belleza.
La comunión sin prisas y luego un poco de acción de gracias,
todos juntos, la imposición del escapulario del Carmen que tiene tantos privilegios,
y ya la procesión alrededor de la iglesia.
Los niños echaban pétalos de flores por donde había
de pasar el Santísimo, llevado en manos del Sacerdote que iba bendiciendo a
todo el que allí estaba.
Fue una hermosa jornada que quedará para siempre en el recuerdo
de esos 11 campeones y en la experiencia de sus familiares, pues también los mayores hemos de creer como
creen los niños.
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