A la noche me llegó una llamada por teléfono de un amigo que
está relacionado con la comunicación, y me dijo ¿Cómo vas a celebrar los 60?
Quedé un poco desconcertado, pues pronto celebraremos los 50 años
de la parroquia de S. Cayetano y quizá podría haber otra celebración que
yo no sabía. Entonces me dijo: son los 60
de tu ordenación. No tenía muy presente esta fecha, pues aun faltan algunos meses y además prefiero que
pase desapercibido.
En ese momento me di cuenta de pronto que ya habían pasado 60 años de cura, y que, en el fondo, me parecía que habían sido 10 ó 15 años. Pero
la realidad era otra. Mi ordenación fue en el año 1960 junto con 62 compañeros
más.
Le contesté que lo celebraría dando gracias por la confianza que Dios tuvo conmigo y por su
paciencia a los largo de tantos años.
Ha sido un gusto poder dedicarme a la tarea de las almas que
tiene trascendencia en la Vida eterna.
Tiene también, esta labor, muchas alegrías y también alguna tribulación, pero no hay que temer,
El está cerca, y nos quiere.
Tantas veces me quedé admirado después de hablar con alguien
cuando al final de la conversación me dice que le he dado mucha paz. Sé que es
Dios quien lo hace, nosotros sólo colaboramos.
El segundo pensamiento que me viene, le dije a mi amigo
entrevistador, es de cierta decepción porque lo que teníamos que hacer, lo
hemos hecho pero ¿cómo?, tantas veces no al 100% sino a pasar y con poco amor de
tal forma que esas obras en sí buenas, en muchas ocasiones están un poco vacías.
A este respecto me
viene a la cabeza aquella historia de un sacerdote que se presenta ante San
Pedro (es una historia) para entrar en el Cielo. Y San Pedro le dice, para pasar se necesitan 1000 puntos. El
sacerdote le dice , por ser sacerdote tendré algo,
Y por celebrar misas?, - 100 puntos más
Y por ver enfermos? ,- 100 puntos
Y ya al sacerdote no se le ocurría más, entonces S. Pedro
insistía, o 1000 puntos a no puedes pasar.
Entonces el sacerdote se recoge en oración y dice: ME
ENCOMIENDO A LA MISERICORDIA DE DIOS.
-
S. Pedro ledice rápido: 1000 puntos y para arriba.
Pues yo también me encomiendo, desde ahora, a la misericordia de Dios, pues la talla no
la damos nunca y más bien nos quedamos cortos, pero Dios nos ama y, si se lo pedimos, nos comprende
y perdona todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario