jueves, 3 de marzo de 2016

Viaje a la ciudad de Braga


Catedral.


Fui a celebrar un cumpleaños de un amigo. Ida por vuelta. Allí se llega en dos horas, se puede estar un buen rato y aun se regresa a tiempo de hacer cosas a la vuelta.

El panorama era como una continuación de Galicia. Mucho verde, casas salpicadas aquí y allá, niebla por zonas y lluvia menuda. Luego, a la tarde,  mejoró el tiempo e incluso asomó el sol.

Tiene una bonita catedral,  en un entorno tranquilo, en donde encontré una imagen de Santiago el Mayor.  No hay que olvidar que estuvimos unidos en el Reino de Galicia en otros tiempos.

 La puerta de la misericordia estaba muy adornada como se ve en la foto y en la capilla del Santísimo hay un hermoso sagrario de plata.

Hay calles y plazas todavía antiguas y bastantes casas o iglesias con azulejos en las fachadas, cosa  típica en Portugal.

Me llamó la atención una iglesia, San Joâo do Souto,  la más antigua de la ciudad.

 Cuando nos acercamos vimos gente que entraba y salía, y al entrar nos dimos cuenta por qué. Es una iglesia que está abierta con el Santísimo expuesto las  24 horas del día y todos los días del año. Es una capilla de adoración perpetua. Allí también rezamos nosotros un ratito. Estaban de rodillas unas 30 personas en actitud de oración.

S. Joâo


La custodia estaba sobre el altar mayor,  con hermosos candelabros a cada lado y abundantes rosas blancas ante el altar y en el retablo. Se veía amor.

En Braga hay muchos sitios para comer. Nosotros fuimos a un restaurante de comida casera, con poca luz y adornos con antigüedades, ambiente familiar y con una música suave de fondo y bien atendidos.

 En fin, un día lleno como para dar gracias a Dios y a María.



 
Ahi vive nuestro anfitrión, D. Jesús.







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