Un señor vino a pedirme una Misa, por su madre, y estando en conversación en la sacristía, mientras le buscaba un sitio en la agenda para las misas, me contó que la Misa era por su madre y que había estado un año enfadada y diciendo palabrotas con mucha frecuencia. Pero esto le pasó, después de recibir la Unción.
Recuerdo que cuando me llamaron para darle la Unción de
enfermos, me desplacé a su casa, le expliqué un poco los efectos de la Unción, como
era el mismo Cristo que se acercaba a ella y que le purificaba los pecados en raíz,
incluso los olvidados y así unía sus dolores, su cruz, a la Cruz de Cristo, ayudando a la salvación deotros.
Bueno, le di la Santa Unción y me fui. Al cabo de unos días falleció. Pues bien, el hijo me dijo que quedó muy tranquila, ya no dijo más palabrotas y que Dios existe. Esa fue su conclusión.
nota:
la foto está tomada de internet.
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