miércoles, 8 de enero de 2025

No tienen vino

 


El relato de las bodas de Caná contiene muchas enseñanzas que, al menos a mi , me ha ayudado a mejorar.

Asiste  Jesús con sus discípulos a esas bodas. Con su presencia bendice el matrimonio y participa en la alegría humana de aquella familia y amigos y en el fondo ayuda a la fe de sus discípulos.  Allí  está también su madre, María. No está pasivamente sino pendiente de servir y ayudar.

Mirando a mi alrededor se puede decir que aun hay algo de vino, pero poco y, viendo en profundidad, se puede decir que “no tienen vino”. Nos falta fe, responsabilidad en relación con los demás, alegría, la alegría de seguir a Jesús, y tantas otras cosas.

La Virgen acude a Jesús, ella sabe quién es y le advierte de la situación apurada, sin muchas vueltas. Nosotros hemos de hacer lo mismo, acudir a Jesús convencidos  que si no hay “vino”, no hay fiesta. Señor dame ese vino que me falta, el tuyo.

En la historia parece que Jesús no se interesa mucho, pero la Virgen, que lo conoce bien, le dice a los criados, “haced lo que El os diga “

Si me falta la generosidad, la alegría, la gracias de Dios y nos habla, estemos atentos, allí está la solución. Lo que Él nos diga es la solución aunque nos parezca poco oportuna.

 Les pidió llenar las tinajas de agua. Eso era hacer lo que estaba de su parte, luego el milagro lo hace Él. Hemos de movernos, hablar,  hacer planes… aquellos criados lo hicieron muy bien. No esperaron y llenaron las tinajas hasta arriba. Luego, sin aspavientos, amanece el milagro cuando le llevan el agua al maestresala, que testifica la calidad de un  el vino que era mejor.

Señor si no tengo el vino de la Santidad y si no lo hay a mi alrededor, dime lo que tengo que hacer y lo haré en tu palabra y en tu nombre,  seguro de los frutos.

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