laura peraita. Tomado de ABC
Así evitarás
que se conviertan en adultos infelices e insatisfechos
El pasado
fin de semana se celebró en Castellón el 37 Congreso de Fepace
(Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Fomento de Centros de
Enseñanza) donde se destacó que las familias «no educan a sus hijos frente
a la adversidad». Una de las principales razones es que los
padres prefieren darle todo a sus hijos para que tengan bienestar y una vida
cómoda, antes de inculcarles el esfuerzo y hacerles «sufrir» para conseguir
un objetivo, puesto que, de hacerlo, los progenitores piensan que sus pequeños
dejarán de quererles.
«Nada más
lejos de la realidad —asegura Fernando Sarráis, doctor en Medicina
por la Universidad de Navarra, especialista en Psiquiatría y ponente en las
jornadas de Fepace—. Todo lo que vale, cuesta. Conseguir aquello que
conlleva un esfuerzo supone una gran satisfacción personal (estudiar y
obtener un máster; entrenar y lograr una medalla...). Si no enseñamos
a los niños a esforzarse en la infancia, de mayores serán adultos
insatisfechos e inseguros porque tendrán miedo de enfrentarse a cualquier
situación que les suponga el más mínimo esfuerzo».
Claves a
seguir
En esta línea,
Fernando Sarráis explica que hay una serie de pautas para educar mejor a los
hijos:
—«El que
algo quiere algo le cuesta». La buena
educación ha de costar a formador y formado. No se debe tener miedo a hacer
sufrir al educar, pues el cariño impide que se convierta en un trauma
psicológico.
—El mejor
educador es el ejemplo. Se debe
realizar la acción que se pretende que aprendan los hijos delante de ellos. No
es suficiente un exceso de repetición oral para que lo asimilen.
—Enseñar en
libertad. En la
educación de una personalidad madura es esencial enseñar a ser libre, con la
responsabilidad que supone recibir un premio o castigo como consecuencia de la
propia conducta libre.
—Aprender a
poner buena cara al mal tiempo. Uno de los
capítulos más difíciles de aprender del libro de la vida es "sufrir con
alegría". Sin este aprendizaje las personas suelen vivir, comportarse y
pensar para "evitar" el miedo a cualquier sufrimiento. Esto impide
que las personas aspiren a grandes objetivos en la vida.
—Voluntad y
constancia. Es necesario
plantear modelos atractivos de modos de ser, pues si una persona quiere ser de
una manera, tendrá la fuerza y constancia para poner los medios necesarios para
lograrlo: querer es poder.
—«O vives
como piensas o acabas pensando como vives». La conducta tiene una fuerza educativa o transformadora muy poderosa. Una
manera de lograrlo es que el educador y el educando lo hagan juntos.
—Educar más
con la cabeza que con el corazón. Enseñar es
una tarea más de la razón que de la afectividad.
—La unión
hace la fuerza. El padre y
la madre deben llegar a un acuerdo a la hora de educar, establecer límites y no
desautorizarse entre sí, sino comunicarse para evitar las diferencias
educativas en los temas capitales.
—No tirar la
toalla cuando parece que no se consiguen
los objetivos educativos deseados, ya aparecerán más adelante. No hay que
cansarse de dar buen ejemplo.
—Exigir con
amor. Los hijos no se trauman tanto por
la excesiva exigencia si se sienten queridos.
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