1. Entérate
de los horarios. Pregunta a los vecinos de esa Parroquia o mira en internet
para no perder tu visita y tu tiempo.
2. Si
vas a una celebración llega antes, quizás 10 ó 15 minutos al menos. Eso te da
tiempo para coger sitio y prepararte interiormente. Se cuenta la vida de San
Cayetano que después de ordenarse sacerdote se preparó durante tres meses para
celebrar su primera misa.
3. Leer
lo avisos o repasar los carteles no es perder el tiempo. Detrás de esa lectura
hay personas que dedicaron tiempo y esfuerzo para que puedas estar informado de
muchas actividades. Conocí un señor que en una peregrinación a Lourdes, sabía
actividades y horarios de los sitios a los que visitábamos porque leía todos
los avisos y carteles.
4. Cuando
entres en la Iglesia coge agua bendita. Suele haberla en unas pilas de piedra a
la entrada en todas las Iglesias del mundo, desde la Basílica de San Pedro
hasta la última parroquia. Si no la hay, recuérdeselo al párroco. El demonio
acecha también en las Iglesias y hay que espantarlo con agua bendita.
5. Tu
primera mirada al entrar que sea para buscar al Sagrario. Allí está Jesús vivo.
No es una imagen o un recuerdo. Se sabe dónde está porque siempre tiene una
lámpara encendida y en muchas Iglesias una tela que lo cubre, que se llama “conopeo”.
6. Saluda
a Jesús, de rodillas, y cuéntale algo. Él puede hacer mucho por ti.
7. Luego
siéntate y contempla la Iglesia. Los retablos, las imágenes, los iconos: son
para ayudar a rezar, como se aprecia mejor su belleza es rezando. Estas imágenes
valen más que muchas explicaciones, déjales que te hablen.
8. Mira
si hay algún sacerdote en el confesionario. Igual es tu oportunidad para
librarte del peso de tus pecados. Vete sin miedo, la confesión es un milagro de
misericordia.
9. No
te pongas al lado de un amigo que hace tiempo no ves, porque os pondréis a
hablar y no atenderéis al Señor. Mucho menos no te pongas a su lado si es
sordo, pues tendrás que gritar y perturbarás la paz del templo.
10. Apaga
el móvil al entrar. No hay cosa tan importante que no pueda esperar una hora. Al
terminar tienes ocasión de recoger esas llamadas; y esta actitud es una manera
de mentalizarnos de lo que es realmente importante y lo que debe esperar.
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