miércoles, 4 de mayo de 2016

Dos días en Fátima


Cristo  de Mont´irás de Santarén


El santuario de Fátima y la Ss. Virgen siguen atrayendo  a multitudes. A mí también  me atrae pasar un buen rato en la capeliña,  con María. Otro sacerdote y yo sentimos la necesidad de ir a la Virgen en ese lugar tan bendecido y fuimos la tarde del domingo. Llegamos, sin apurar la marcha,  en un tiempo de 5 horas más o menos. 

Nos dio tiempo de visitar a la Virgen y demorar en la capilla de Laus peremnis ante el Santísimo expuesto.

Allí se hace muy bien la oración. Hay silencio, soledad y paz, ingredientes que favorecen para hablar con el Señor,  aunque también se le pueda encontrar y hablar en medio del ruido de la calle.

Hay una exposición al lado que se titula Peregrinos y santos de Fátima, que pude ver con tranquilidad y que me hizo comprender como pequeños recuerdos pueden dar para una exposición. Allí había recuerdos de muchos años guardados por el santuario. Rosario del beato Francisco, delantal de la beata Jacinta,  cirio ofrecido al santuario de Fátima por Juan XXIII.  Cruz ofrecida por Pio de Pietrelcina. Rosario de S. Josemaría Escrivá etc.

Basílica de la Ss. Trinidad.
El santuario está en obras con una reforma del altar de la explanada que se ha mejorado y ya se está quitando el provisional que estaba delante.

En la capeliña había una Misa en castellano. Estaban dos colegios andaluces con padres y niños, en un ambiente de mucha alegría.

El lunes lo dedicamos a rezar. Puedo decir que rezamos todo el día,  pero de diversas maneras. Las horas de la tarde las aprovechamos para  ver la capilla bizantina. Allí encontramos al P. Manuel,  de Santarén , rector de la iglesia del milagro eucarístico  ocurrido en aquel lugar,  hace siglos y que nos lo volvió a contar con detalle. Se pueden encontrar  diversos relatos en internet.

D. Jaime y al fondo el hotel donde está la capilla bizantina.
Luego salimos a ver un hotel y en el camino nos encontramos con un obispo emérito que nos llamó santos que era el saludo de los primeros cristianos. 

Nos encomendará.

 Ya en el hotel encontramos a dos sacerdotes conocidos de la diócesis de Tuy-Vigo, con quienes estuvimos en alegre compañía.

Luego Laus peremnis y más rosarios,  pidiendo por tantas personas que lo necesitan.

En la comida del hotel Nossa Senhora das Dores, coincidimos con una familia de Madrid y en la cena con un joven de Funchal,  en  la isla de Madeira.
  Me confirmó que era una isla en donde predominaba la hortensia,  una flor muy decorativa. Naturalmente tienen más cosas. Él estaba de cuidado de un Museo que se hizo famoso por la pintura flamenca que intercambiaron,  hace siglos, por el oro blanco del azúcar.
S. Nicolás





El martes a la mañana nos despedimos de la Virgen y a correr hasta Sameiro en donde comimos y luego a casa,  con tiempo para cumplir otras obligaciones.






El P. Manuel y  D. Víctor Sánchez



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