Cristo de Mont´irás de Santarén |
El santuario de Fátima y la Ss. Virgen siguen atrayendo a multitudes. A mí también me atrae pasar un buen rato en la capeliña, con María. Otro sacerdote y yo sentimos la necesidad
de ir a la Virgen en ese lugar tan bendecido y fuimos la tarde del domingo. Llegamos, sin apurar la marcha, en un tiempo de 5 horas más o menos.
Nos dio tiempo de visitar a la Virgen y demorar en
la capilla de Laus peremnis ante el Santísimo expuesto.
Allí se hace muy bien la oración. Hay silencio, soledad y
paz, ingredientes que favorecen para hablar con el Señor, aunque también se le pueda encontrar y hablar
en medio del ruido de la calle.
Hay una exposición al lado que se titula Peregrinos y santos
de Fátima, que pude ver con tranquilidad y que me hizo comprender como pequeños
recuerdos pueden dar para una exposición. Allí había recuerdos de muchos años
guardados por el santuario. Rosario del beato Francisco, delantal de la beata Jacinta, cirio ofrecido al santuario de Fátima por Juan XXIII. Cruz ofrecida por Pio de Pietrelcina. Rosario de S. Josemaría Escrivá etc.
Basílica de la Ss. Trinidad. |
El santuario está en obras con una reforma del altar de la
explanada que se ha mejorado y ya se está quitando el provisional que estaba
delante.
En la capeliña había una Misa en castellano. Estaban dos
colegios andaluces con padres y niños, en un ambiente de mucha alegría.
El lunes lo dedicamos a rezar. Puedo decir que rezamos todo
el día, pero de diversas maneras. Las horas
de la tarde las aprovechamos para ver la
capilla bizantina. Allí encontramos al P. Manuel, de Santarén , rector de la iglesia del milagro
eucarístico ocurrido en aquel lugar, hace siglos y que nos lo volvió a contar con detalle.
Se pueden encontrar diversos relatos en
internet.
D. Jaime y al fondo el hotel donde está la capilla bizantina. |
Luego salimos a ver un hotel y en el camino nos encontramos
con un obispo emérito que nos llamó santos que era el saludo de los primeros
cristianos.
Nos encomendará.
Ya en el hotel encontramos a dos sacerdotes
conocidos de la diócesis de Tuy-Vigo, con quienes estuvimos en alegre compañía.
Luego Laus peremnis y más rosarios, pidiendo por tantas personas que lo necesitan.
En la comida del hotel Nossa Senhora das Dores, coincidimos con una familia de Madrid y en la
cena con un joven de Funchal, en la isla
de Madeira.
Me confirmó que era una isla en donde predominaba la hortensia, una flor muy decorativa. Naturalmente tienen
más cosas. Él estaba de cuidado de un Museo que se hizo famoso por la pintura
flamenca que intercambiaron, hace siglos,
por el oro blanco del azúcar.
S. Nicolás |
El martes a la mañana nos despedimos de la Virgen y a correr
hasta Sameiro en donde comimos y luego a casa,
con tiempo para cumplir otras obligaciones.
El P. Manuel y D. Víctor Sánchez |
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