Falleció D. Alejandro en esta madrugada , poco después de
las 4. Llegó con paz al puerto, después de haber sido atendido espiritual y materialmente. Tenía 88 años de edad y cumplía 61 años de sacerdote. Nació en el Grove
dentro de una familia cristiana y practicante.
De él recuerdo la buena acogida que me hizo en el arzobispado
cuando yo era un sacerdote joven, casi recién
ordenado. No puedo olvidar su sonrisa y su trato amable ante mis preguntas y
problemas.
Pasado el tiempo tuve su consejo para la decoración y mejora
de la iglesia de Vimianzo en donde estuve de cura ecónomo por 4 años.
Tuvo D. Alejandro la
buenísima idea de revestir las columnas de
ladrillo visto y rebajar el arco
del presbiterio con un gracioso arco también de ladrillo visto, todo lo cual
todavía luce en la iglesia, y la hace acogedora. Ahora, con otras mejoras que hicieron los curas
posteriores.
Estuvo conmigo en S. Cayetano, en donde fue nombrado vicario
y estuvo unos dos años. Allí le conocí
más de cerca y en otros aspectos, además del arte.
Recuerdo que tenía un gran
carisma para los jóvenes y se le veía con frecuencia rodeado de ellos. Lo vi también
creativo en la pastoral de padres y hombres, a quienes formaba con retiros y
otras actividades.
El templo de S. Cayetano bajo su dirección adquirió un aire
moderno y a la vez funcional. Fue audaz en la
realización de mejoras que
agrandaron su capacidad. Se mejoró el pavimento, se enlucieron las paredes que
así lo requerían, se limpiaron los arcos
de la pintura que tenían, quedando muy bellos.
Bajo su dirección se restauró el retablo mayor, obra que realizó el escultor y tallista Luis
Sande y que se puede ver ahora en todo su esplendor. Cuando D. Alejandro se marchó de párroco a Conxo, ya quedaba hecho lo más importante y
comprometido.
Dedicó tiempo a bastantes iglesias de la diócesis, que quedaron
muy dignas como la de Muros con sus lámparas y relicario, o la de Carril que
parece una catedral y otras. En todas ellas manifestó su buen gusto y estética.
También dejó huella en la catedral en donde pasó varios años
con diversos cargos, relacionados con el
arte.
Pero en todo este tiempo no dejó la pastoral y la dirección de almas; de sus consejos
espirituales surgieron diversas
vocaciones, al menos una al seminario y esta ya lleva años de sacerdote y otras al Opus
Dei o conventos. En esto era muy
discreto y prefería no hablar.
Escribió varios libros como se puede comprobar mirando en
internet tanto él solo, como en
colaboración. Son libros que tienen que ver con la historia y arte de Compostela.
Tenía una gran memoria y su conversación era precisa y amena,
teniendo una gran facilidad para la amistad.
Capilla de las reliquias |
Esta mañana estuve en el velatorio instalado en la Capilla
de las reliquias de la catedral. Había un acetre, dos grandes candeleros de
plata con cirios encendidos. Detrás el gran retablo de las reliquias, obra de Magariños, y alrededor los sepulcros
de D. Alfonso IX de León, padre de Fernando III el santo, D. Fernando II rey de León, Dª Berenguela y Dª Juana de
Castro reina de Castilla.
Doblaban las campanas pausadamente, iban pasando sacerdotes
y también algunas mujeres que rezaban, y
el recinto rezumaba silencio y paz.
Que el Señor le conceda el descanso eterno y el verle cara a
cara.
El día antes de morir, que pude
estar con él y estaba consciente, repetía esta jaculatoria como saboreándola: in
manus tuas Domine, comendo spiritum meun.
Ahi se puso en buenas manos para siempre.
Víctor Manuel Sánchez Lado,
párroco de S.Cayetano
Víctor Manuel Sánchez Lado,
párroco de S.Cayetano
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