miércoles, 26 de diciembre de 2018

La Navidad de una familia de clase media



Lo que voy a decir sobre la Navidad  en una familia de clase media  podría ser un botón de muestra de lo  que ocurre.
Se reúnen, hijos y nietos, a la hora de comer, en la casa de los padres. Quizá con tiempo para echar una mano,  pues son muchos los detalles, no sólo la comida sino la decoración de la casa y algún regalo.

Varios, quizá no todos,  ya fueron a la Misa por la mañana y se presentan en casa escalonadamente. Casi  siempre llevan algún  obsequio.

No suelen  asistir todos los hijos, pues se dividen en estos días señalados en su asistencia a casa de los padres o de los suegros.

La comida es buena. No  falta algo de marisco en esta tierra en que se estima mucho. Si el aperitivo es variado, se pasa a un plato de carne y luego postre. Se riega todo con vino de marca y, a poder ser, de reserva y se escoge en la bodega de la casa de lo mejor que hay.

Suele haber árbol con adornos y belén , que recuerda el por qué de la fiesta. Sin belén no hay Navidad. También alguien bendice la mesa.



 Luego la conversación ameniza la comida con diversas historias y sucedidos. Cada uno habla de lo que le interesa. Algunos son más amigos de escuchar que también hace falta, y, otros hablan y hablan, sin parar.

Después  del café y de la copita, según edades, viene la tertulia en la misma mesa y,  como es Navidad,  los villancicos.

 Pero también  se cantan los cantos preferidos de algunos de los presentes, y, si hay gente joven, no faltan las guitarras, armónicas,  panderetas y flauta.

Suelen hacerse fotos sorpresa de los presentes que luego se transmiten a los amigos y familiares ausentes.

Finalmente,  se recoge la mesa por los más serviciales y ya unos se deciden a echar un sueñecito y otros buscan   dar un paseo por las calles o hacia el mar que eso relaja mucho.

La familia se une un poco más y se hace patente la alegría de la Navidad que une a los hombres entre si y con  su Dios.

 

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