jueves, 31 de diciembre de 2020

Enfermos

 

Enfermos:


Estuve enfermo y Me visitasteis (dice Jesús en el Evangelio)

Los niños y los enfermos son tesoros de la Iglesia. Los niños porque son maestros en sinceridad e inocencia y los enfermos porque están en la cruz y allí son poderosos intercesores. Los necesitamos de verdad.

La visita a los enfermos es una obra de caridad gozosa. Tantas veces se encuentran solos y hacerles ver que no los olvidamos les da nuevos ánimos y les ayuda a sentirse útiles.

Una ayuda que se les ofrece es la unción de enfermos. Tuve una catequista que estaba enamorada de la unción de enfermos. La había recibido varias veces y explicaba que se sentía una paz interior que no podía explicarse. 

 Con tanto entusiasmo le hablaba a los niños de este pasaporte para entrar en el Cielo,  que, en una ocasión, sus niños de 5 ó 6 años vinieron todos a la sacristía, cuando terminé  la misa ,  y me pidieron unánimemente que les diera la Unción de enfermos, el pasaporte que les había explicado la catequista.

Esta misma catequista tenía una amiga mayor, ya bien entrada en años, y la convenció de recibir la Unción. Habló conmigo y le dije que, si quería,  lo hacíamos en una misa de diario, sin más solemnidad. Lo  aceptó y así lo hicimos.

Al salir comentaba que había sido el día más feliz de su vida, porque Dios le concedió una paz interior inmensa. Le parecía que tenía alas. Ese fue su comentario.

Fui a varias calles a visitar enfermos y comprendí que hay que ir mas pues lo necesitan ellos y la familia. Si  no se va, creen que Dios los abandona. Buena labor cuidar enfermos o ancianos   dependientes, pues eso es cuidar al mismo Jesucristo.

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